domingo, 25 de octubre de 2009

SALMO 6

SALMO 6

2. Señor, no me reprendas con ira,
no me castigues con cólera.

3. Piedad de mí, Señor, que desfallezco,
Cura, Señor, mis huesos dislocados.
4. Respiro descompasadamente,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?

5. Vuélvete, Señor, pon a salvo mi vida,
sálvame, por tu misericordia.
6. Que en el reino de la muerte nadie te invoca,
en el Abismo ¿quién te da gracias?

7. Estoy agotado de gemir,
toda la noche anego mi lecho,
se disuelve en mis lágrimas la cama *,
8. se consumen irritados mis ojos,
Envejecen por tantas contradicciones.

9. ¡Apartaos de mí, malhechores!
que el Señor ha escuchado mi llanto,
10. el Señor ha escuchado mi súplica,
El Señor ha acogido mi petición.
11. Queden derrotados,
desconcertados mis enemigos,
retírense derrotados al momento.



6. Súplica de un enfermo grave. En la experiencia del orante entran: la enfermedad con sus sufrimientos, la angustia interior y el temor de la muerte, la conciencia de una hostilidad perversa, la conciencia del pecado; responden al ser corpóreo, a la conciencia interior y a la condición social del hombre. Las relaciones entre dichos factores iluminan el sentido.

Los enemigos pueden ser rivales que se aprovechan de la enfermedad; o bien el paciente se vuelve más sensible a la hostilidad precedente y conocida. Dolor y enfermedad son adelantados de la muerte, instalados en el cuerpo y en la conciencia. La muerte se adelanta en la conciencia, toma posesión de ella; en la presencia invencible de la enfermedad, en el cerco triunfante de los rivales. La respiración es vida que se consume, las lágrimas desahogan y consumen los ojos.

La enfermedad es además sentida como efecto del pecado: en este caso, como castigo impuesto por Dios, escarmiento saludable. Sólo Dios, que impuso el castigo, puede dar el remedio. Para dolencia curación (3), para culpa gracia (10), contra enemigos derrota (11).

6,2 La bina reprender y corregir procede del ámbito sapiencial; propone el factor áspero y doloroso de la educación, que el discípulo no puede regir: Prov 3,11; 5,12; 10,17; 15,5 etc.; también Jr 10,254.

6,3-4 La piedad se opone a la ira. Los huesos suministran la consistencia, la respiración acompasa el ritmo de la vida. La dilación de Dios puede llegar a hacer mortal la enfermedad.

6,5 Vuelta o conversión de Dios: de ira a piedad, de corrección y castigo a liberación y salvación.

6.6 Tema clásico: Is 38,18; Sal 30,10; 88,11s; 115,17.

6,7 Descripción hiperbólica del llanto, cfr. Is 38,2s. * O: en lágrimas mi cama.

6,8 Sobre el llanto: Sal 31,10; Lam 3,22; Eclo 31,15.

6,9 Sorprende esta interpelación repentina a personajes presentes y no mencionados antes. Puede ser convención del género.

6,11 También dolor, angustia y muerte se podrían contar entre los enemigos.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA: Mt 7,23 y Lc 13,27 podrían aludir al v. 6,9. Heb 5,7 menciona los gemidos y lágrimas de Jesucristo.