lunes, 31 de mayo de 2010

SALMO 21 (20)

2 Señor, el rey festeja tu fuerza,
cómo celebra tu victoria.
3 Lo que deseaba se la has concedido,
no le has negado lo que pedían sus labios.
4 Te adelantaste a bendecirlo con bienes,
le has puesto en la cabeza una corona de oro.
5 Vida te pidió y se la concediste,
años que se prolongan sin término.
6 Grande es su prestigio por tu victoria,
le has conferido honor y majestad.
7 Le has otorgado bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

8 Porque el rey confía en el Señor,
por la lealtad del Soberano no fracasará.

9 Que alcance tu izquierda a tus enemigos,
que tu derecha alcance a tus adversarios.
10 Ponlos como en un horno encendido
cuando asome tu rostro, Señor.
(Su cólera los devora, los consume el fuego).
11 Destruye su fruto en la tierra,
su semilla en la humanidad.
12 Aunque descarguen maldades contra ti
y urdan intrigas, nada conseguirán;
13 pues los pondrás en fuga
asestando el arco contra ellos.

14 Levántate, Señor, con tu fuerza:
al son de instrumentos cantaremos tu valor.


21. Acción de gracias por la victoria del rey, o del Señor a favor del rey, entonada por la comunidad. Forma díptico con el anterior; como petición confiada y acción de gracias por la concesión, antes de la batalla y después de la victoria. Una serie de enlaces verbales marca la correlación. El segundo amplifica la visión del enemigo derrotado y puesto en fuga.

Una inclusión mayor enmarca el poema, que se articula en dos partes de seis versos, con un verso central de enlace (8). En los extremos se menciona la celebración, en el centro se exalta "la confianza" del rey en la "lealtad" de su Soberano.

21, 1-7 PRIMERA PARTE. El rey asiste silencioso y la comunidad se encarga de expresar sus sentimientos de gratitud. El Señor le ha concedido bendiciones, longevidad, corona, gloria y honor, alegría. Dones que no responden a las peticiones de Sal 20, centradas en la batalla, sino que abarcan todo el reinado.

21,3 Sobre deseos cumplidos: Prov 11,13; 13,12.

21,4 Se puede pensar en bendiciones dinásticas, paralelas a las patriarcales y de alianza, según 2 Sm 7,29.

21,5 La petición no responde a la de Salomón en 1 Re 3,5. Longevidad equivale a largo reinado: Sal 72,5.

21,8 "Soberano": o Altísimo, título del Dios supremo.

21,9-14 Se discute quién es el tú de esta sección: ¿sigue siendo el Señor, o es ahora el rey? a) El rey: la ruina o desgracia (12) encaja mejor con un hombre; el v. 10b cambia a tercera persona refiriéndose a Dios. b) El Señor: lo pide el movimiento del salmo, que habla primero de tus beneficios, después de tus acciones bélicas; "horno" y "rostro" que desbarata pertenecen normalmente a Dios; 2l v. 11 pide como sujeto a Dios. Prefiero esta segunda hipótesis.

21,9 Imagen de dos brazos gigantescos de Dios que alcanzan a todo el enemigo.

21,10 El fuego es elemento de teofanía: Is 31,9; Mal 3,19. El "rostro" se enfrenta para aniquilar: Lv 20,6; Sal 34,17.

El último verso parece glosa añadida para explicar el "horno".

21,11 Metáfora de descendencia. Acabar con ella es castigo de delitos pasados y prevención de agresiones futuras: Is 14,21.

21,12 La agresión contra Dios se puede atribuir a naciones paganas: p. ej. Is 10,11.

21,13 Si se toma como inversión estilística de los tiempos, se podría traducir "frente a ellos".

21,14 El verso final resume los dos temas: invocación final y participación coral en la fiesta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Al aplicar este salmo a Jesucristo adquieren nuevo significado las palabras corona, vida, gloria, gozo. Para la corona véase Heb 2,9; para la vida Jn 5,26; para la gloria Jn 13,31; para el gozo Jn 15,11.

domingo, 23 de mayo de 2010

SALMO 20 (19)

2 Que te responda el Señor el día del asedio,
que te haga inaccesible
el nombre del Dios de Jacob.
3 Que te envíe refuerzos desde el santuario,
que te apoye desde Sión.
4 Que tenga en cuenta todas tus ofrendas
y declare pingüe tu sacrificio.
5 Que te conceda lo que deseas
y cumpla todos tus planes.
6 Y nosotros celebraremos su victoria,
alzaremos estandartes
en nombre de nuestro Dios.

- El Señor cumplirá todas tus peticiones.

7-Anora sé que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que le responde desde su santo cielo
con el valor de su diestra victoriosa.

8 Confían unos en los carros,
otros en la caballería;
nosotros invocamos al Señor nuestro Dios;
9 ellos se encorvaron y calleron;
nosotros nos mantenemos en pie.

10 ¡Señor, da la victoria al rey!
respóndenos cuanto te invocamos.



20. Oración por el rey antes de una batalla. Un grupo, que puede ser el pueblo o el ejército, entona una serie de peticiones a favor del rey. Una voz singular anuncia que se cumpliran las peticiones. De nuevo toma la palabra el grupo para afirmar su confianza en el Señor. Concluyen con una petición. Una inclusión mayor encierra el salmo en la "respuesta a Yhwh" (2.10). Una inclusión menor enmarca la primera parte con el "nombre de Dios" (2.6). Otra enmarca la segunda parte con la "victoria del Ungido / del rey" (7.10). En medio (6b) lo que suena como un oráculo pronunciado por un sacerdote o un profeta. Este salmo tiene notables relaciones verbales con el Sal 18.

El tema bélico explícito define el significado de algunos vocablos polisémicos como "inaccesible" (una ciudadela), "refuerzos", "planes" o estrategia (cfr. Prov 20,18), "victoria", "valor"; "ofrendas y sacrificios" pueden pertenecer al ritual bélico. Aunque la súplica es por el rey, el protagonista es el Señor, los hombres invocan, aclaman, alzan estandartes, se mantienen en pie. Una idea central, la guerra de Yhwh, configura el salmo.

En rigor no es lo mismo luchar "en nombre de Dios" que hacerlo con la protección de Dios. Lo primero significa que está en causa Dios: su honor, sus intereses, su encargo. Lo segundo es más modesto: son empresas nacionales en las que el monarca y el ejército cuentan con "su Dios". Compárese con el grito de guerra de Jue 7,18.20, "¡El Señor y Gedeón!", y la arenga de 2 Cr 32.

20,2 "Asedio" puede sugerir una guerra defensiva; pero el término puede significar peligro en general. "Inaccesible": compárese con Prov 18,10. "El Dios de Jacob": la mención del patriarca puede sugerir que la batalla implica a todas las tribus; lo cual induciría una referencia ideal a David rey de todo Israel: 2 Sm 5,1-5.

20,3 Supone el templo ya construido: en Sión se alza el santuario nacional: cfr. Sal 125,1.

20,5 "Lo que deseas": a la letra "según tu corazón", forma rara que recuerda "el corazón" de Dios respecto al rey: 1 Sm 13,14; 2 Sm 7,21.

20,6b Es privilegio del rey hacer peticiones: véase el comentario a Sal 2,8.

20,7 "Sé"; o reconozco, como respuesta al oráculo divino. Lo que Dios promete es un hecho. Es "la diestra" de Dios: Éx 15,6; Sal 98,2.

20,8 "Carros y caballos": véase la norma de Dt 17,16; referencias proféticas: Is 31,1; Miq 5,9; Zac 10,5.

20,10 El imperativo hebreo se emplea como grito de socorro; 2 Sm 14,4; 2 Re 6,26; Sal 108,7.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Al cambiar de clave, adquieren nuevo significado la batalla, los sacrificios, el designio y el auxilio, la victoria; se enriquece la invocación y es otra la señal del estandarte.

miércoles, 19 de mayo de 2010

SALMO 19 (18).

2 Los cielos proclaman la gloria de Dios,
pregona el firmamento la actividad de sus manos.
3 Un día le pasa el mensaje a otro día,
una noche le informa a otra noche.
4 Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que so oiga su voz,
5 a toda la tierra alcanza su discurso,
a los confines del orbe su lenguaje.

Allí le ha plantado una tienda al sol:
6 Él, como un esposo, sale de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
7 Asoma por un extremo del cielo
y su órbita llega al otro extremo.
Nada se esconde a su calor.

8 La ley del Señor es perfecta:
devuelve el respiro;
el precepto del Señor es fiable:
instruye al ignorante;
9 los mandatos del Señor son rectos:
alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida:
da luz a los ojos;
10 el respeto del Señor es puro:
dura para siempre;
los mandamientos del Señor son genuinos;
justos sin excepción;
11 son más valiosos que el oro,
que el metal más fino;
son más dulces que la miel
que destila un panal.

12 Aunque tu siervo se alumbra con ellos
y guardarlos trae gran recompensa,
13 las inadvertencias ¿quíén las percibe?
Absuélvame de culpas ocultas;
14 de la arrogancia preserva a tu siervo,
para que no me domine.
Entonces quedaré íntegro
e inocente de grave pecado.

15 Que te agraden las palabras de mi boca,
acepta mi meditación,
¡Señor, Roca mía, Redentor mío!


19 Algunos niegan la unidad del salmo, por el cambio de tema, de estilo, de nombre divino. Otros lo reparten en un par de etapas de composición. Las razones pesan poco y la división empobrece el sentido. El género hímnico admite y unifica materiales diversos, p. ej. Sal 136 o 147. Defendiendo la unidad lo explicaré en cuatro secciones.

LECTURA UNITARIA. El cielo revela al hombre el orden y la alabanza: el orden como hecho ontológico. La alabanza como interpretación de lenguaje. La creación interpela al hombre invitándolo a la alabanza y la obediencia. El hombre podría abrirse al lenguaje de la creación y elevar la voz como liturgo del cosmos. Pero falla, y entonces Dios hace palabra su voluntad para ordenar al hombre. Vista así, la ley es razonable y deseable, valiosa y sabrosa; el hombre se siente atraído por ella y canta su alabanza. Pero vuelve a fallar, y su fallo es más grave. Es que la ley manda sin dar fuerzas, divide al hombre, le revela su impotencia. El hombre descubre su limitación radical y un poder que lo avasalla. Sentida dolorosamente su incapacidad, el hombre se vuelve a Dios pidiendo auxilio; y así la ley, mediatamente, encamina al hombre a su liberación. Dios solo puede devolver al hombre inocencia e integridad. Entonces el hombre puede entonar la alabanza, dando lenguaje formal al discurso inarticulado de los cielos, y esperando que Dios la acepte.

19,2-5a Primera sección. Ex abrupto introduce el poeta a sus colosales personajes, ocupados en hablar. Cielos y firmamento representan espacios personificados. La tierra es el lugar donde el público escucha. Días y nocnes son tiempos personificados, repartidos en dos filas, sin contigüedad: día y noche no se hablan.

¿Cómo hablan esos personajes? Se acumulan términos del campo semántico del lenguaje. Es un lenguaje peculiar: no tiene palabras o lexemas, dbrym; no tiene sentencias o sintagmas, ´mr; ni siquiera tiene fonemas qwl. Sin embargo se propaga a todas partes y es inteligible: lenguaje universal anterior y superior a la confusión babélica. Su tema es la gloria (cfr. Is 6,3) y la acción o actividad.

19,5b-7 Segunda sección. De nuevo por sorpresa entra en escena otro magnífico protagonista. "Sol" suele ser en hebreo femenino. El poeta lo contempla aquí en figura masculina, soldado o paladín veloz y gigantesco. Domina todo el espacio diurno. Tiene rasgos domésticos proyectados a escala cósmica. Posee una tienda y en ella un tálamo, donde pasa su noche de amor. Se levanta fresco por la mañana y sale de casa para hacer el larguísimo recorrido diario que le tienen asignado. Por el camino va repartiendo un calor que penetra en todas partes. Las dotes clásicas del guerrero son agilidad y fuerza (2 Sm 2,23). Aunque no habla, con su acción repite o traduce el mensaje universal de cielo y firmamento.

19,8-11 Tercera sección. Sin transición ni introducción entre un tema nuevo. Entra la ley abriendo paso a seis sentencias de una regularidad exasperante, como materializando en lenguaje el orden que intenta establecer. Sólo sies: falta una para la perfección.
Los predicados son en gran parte corpóreos: respiración, corazón, ojos; es límpida y pura, es estable y ofrece apoyo. Es razonable, no teme dar razones y así educa al inexperto sin dejarlo en su ignorancia. Es lúcida, no exige obediencia ciega, sino que ilumina los ojos. Da alegría interna, no es carga insoportable.
El último verso propone dos coparaciones: oro, símbolo y medida de valor; miel, manjar el más sabroso (Prov 16,24). El autor piensa en el contenido más que en la formalidad de la ley.

19,12-15a Cuarta sección. Con una partícula concesiva introduce una paradoja inesperada: la ley es perfecta, yo no; ilumina, pero muchas cosas se me ocultan; la saboreo y no logro cumplirla. Tres cosas humillan o amenazan al orante.
Inadvertencias. Al faltar el pleno conocimiento falta el pleno consentimiento, el reato formal. La ley desarrolla una serie de normas de trascendencia para afinar la conciencia, para alertar la advertencia: Lv 4*5; Nm 15.
Faltas ocultas. Podemos amplificar: malas inclinaciones, tendencias, motivos reprimidos, actitudes; cuanto el hombre se empeña en no ver: Sal 90,8.
Arrogancia. Es lo más grave: el delito a sabiendas y a conciencia: Nm 15,30; Dt 17,12. Es acción personal y es potencia que intenta someter al hombre: cfr. Gn 4,7. Pero el "siervo" de Dios no debe ser esclavo del pecado. Al sentirse impotente, el hombre apela a la gracia de Dios. Implora la absolución para salir "inocente"; con la ayuda de Dios será "íntegro" o perfecto.

19,13 Lv 5,17s; Nm 15,30.

19,15 Ya absuelto y con la integridad recobrada, el orante puede pronunciar su plegaria uniéndose al himno de la creación y respondiendo al atractivo de la ley. Su oración pondrá de acuerdo boca con mente y será aceptada por Dios: cfr. Ex 28,38; Lv 1,3.
Concluye con dos títulos: una metáfora de la naturaleza, otra de la legislación.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Rom 10,18 aplica el v.4 a la predicación del evangelio. El cristiano contempla la creación restaurada en Cristo. Los antiguos explotaron el símbolo del sol como esposo; su salida del tálamo de María en el nacimiento, su carrera "desde el Padre hasta el Padre"; su calor es el Espíritu. La reflexión sobre ley y gracia anticipa la enseñanza de Pablo.

viernes, 14 de mayo de 2010

SALMO 18 (17)

( 2 Sm 22; Sal 144)

2 ¡Yo te amo, Señor, mi fortaleza!
3 ¡Señor, mi peña, mi alcázar, mi libertador!
¡Dios mío, roca mía en que me refugio!
¡Fuerza mía salvadora, mi baluarte famoso!
4 Invoco al Señor y quedo libre del enemigo.

5 Me cercaban lazos de Muerte,
torrentes destructores me aterraban,
6 me envolvían lazos del Abismo,
me asaltaban redes de muerte.
7 En el peligro invocaba al Señor
pidiendo socorro a mi Dios;
desde su templo escuchó mi clamor,
mi grito de socorro
llegó a su presencia, a sus oídos.

8 Tembló y retembló la tierra,
los cimientos de los montes vacilaron
estremecidos por su cólera.
9 De su nariz se alzaba una humareda,
de su boca un fuego voraz
y lanzaba ascuas al rojo.
10 Inclinó los cielos y bajó,
con nubarrones bajo los pies;
11 volaba cabalgando un querubín,
cerniéndose sobre las alas del viento;
12 se escondió en la oscuridad,
como un toldo lo rodeaban
oscuro aguacero y nubes espesas.
13 Al fulgor de su presencia, las nubes
se deshicieron en granizo y centellas;
14 mientras el Señor tronaba en el cielo,
el Altísimo lanzaba su voz.

15 Disparando saetas los dispersaba,
enloquecidos por relámpagos continuos.
16 Apareció el cauce del mar
y se descubrieron los cimientos del orbe,
ante tu bramido, Señor,
ante el resoplar furioso de tu nariz.

17 Desde arriba alargó la mano y me agarró
y me sacó de las aguas caudalosas;
18 me libró de enemigos poderosos,
de adversarios más fuertes que yo.
19 Me asaltaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo.
20 Me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba.

21 El Señor me pagó mi rectitud,
retribuyó la pureza de mis manos,
22 porque seguí los caminos del Señor
y no renegué de mi Dios;
23 porque tuve presentes sus mandatos
y no aparté de mí sus preceptos,
24 fui íntegro con él
guardándome de toda culpa.
25 El Señor retribuyó mi rectitud,
la pureza de mis manos ante sus ojos.
26 Con el leal tú eres leal,
con el íntegro tú eres íntegro,
27 con el sincero tú eres sincero,
con el taimado tú eres sagaz.
28 Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.
29 Tú, Señor, enciendes mi lámpara,
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

30 Por ti yo corro a la refriega,
por mi Dios asalto la muralla.
31 Dios cuyo camino es perfecto,
la palabra del Señor es acendrada
es escudo para los que a él se acogen.
32 Pues ¿quién es Dios fuera del Señor?
¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?

33 El Dios que me ciñe de valor
y hace íntegros mis caminos;
34 me hace los pies como de cierva
y me asienta en mis alturas,
35 adiestra mis manos para la guerra
y mis brazos para tensar la ballesta.
36 Me prestaste tu escudo salvador,
tu diestra me sostuvo,
multiplicaste tus cuidados conmigo.
37 Ensanchaste el camino a mis pasos
y no flaquearon mis tobillos.

38 Perseguía al enemigo hasta alcanzarlo
y no volvía hasta haber acabado con él;
39 los machaqué y no pudieron rehacerse,
cayeron bajo mis pies.

40 Me ceñiste de valor para la guerra,
doblegaste a los que me resistían;
41 pusiste en fuga a mis enemigos,
reduje al silencio a mis adversarios.
42 Pedían auxilio, nadie los salvaba;
gritaban al Señor, no les respondía.
43 Los reduje a polvo que arrebata el viento
los desmenucé como barro de la calle.

44 Me libraste de las contiendas de mi pueblo
y me hiciste cabeza de naciones;
un pueblo extraño fue mi vasallo
45 por mi fama se me sometían.
Los extranjeros me adulaban,
46 los extranjeros desfallecían,
salían temblando de sus baulartes.
47 ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!
¡Sea ensalzado mi Dios y Salvador!
48 El Dios que me dio el desquite
y me sometió los pueblos,
49 que me libró del enemigo,
me levantó sobre los que resistían
y me libró del hombre violento.
50 Por eso te daré gracias ante las naciones
y tañeré, Señor, en tu honor:
51 Tú diste gran victoria a tu rey,
fuiste leal con tu Ungido,
con David y su descendencia por siempre.


18. El título "texto del Cántico" (en femenino) parece que intenta relacionarlo con Moisés y la epopeya del éxodo. Sea quien fuere el autor, el yo del poema es David, y el salmo es un himno con acción de gracias y una reflexión.

COMPOSICIÓN.
Básicamente el poema se compone de un marco, introducción y conclusión, y un cuerpo, dividido en dos cuadros unidos por una pieza reflexiva: 2-4,5-20.21-25.26-32.33-46.47-49.50-51, con versos anticipados o retrasados. Los dos cuadros del díptico describen o cuentan la liberación de los peligros. El primero es una grandiosa trasposición imaginativa, con rasgos de simbolismo mítico, en un juego de epifanía y teofanía. Los enemigos históricos son epifanía de las fuerzas de la Muerte, la tempestad es epifanía de Dios. El segundo cuadro es menos lineal. Estiliza una narración en situaciones típicas o momentos representativos: persecuciones, batallas, victorias, hasta que el protagonista se establece como rey de su pueblo y soberano de reinos extranjeros. La pieza central es reflexiva: de la experiencia personal el orante se remonta a constantes de la acción y conducta divinas.

ESTILO.
El poeta ama la amplificación, servida por el paralelismo. Prodiga las repeticiones, próximas o a distancia. Es imaginativo en el primer cuadro. El lenguaje es rico y escogido. La entonación es lírica heroica.

Otra versión del salmo, con algunas variantes, se lee en 2 Sm 22.

18,2-4 Forman la introducción. 2-3 y la primera palabra de 4 contienen una triple invocación, "Señor, Señor, Dios mío", y ocho títulos que pertenecen al campo bélico. Sigue en 4 una síntesis programática.

18,2 Muy llamativo por lo insólito es el verbo inicial rhm, que expresa un amor "visceral", un afecto "entrañable". Como si fuera el sustrato vital de donde brotan otras actitudes. Una emoción intensa que busca expresión y desahogo en un flujo torrencial.

18,5-6. Persecución de un enemigo encarnizado. De la expresión corriente "me persiguen a muerte" salta el poeta a imaginarse Muerte y Abismo personificados. Sus armas son "cuerdas" o lazos para apresar y retener, "trampas" con que atrapar, "torrentes devastadores" con que arrollar. No hay escapatoria, por el poder incontrastable del enemigo y porque está cerrado el cerco.

18,7 La única salida es hacia arriba; para comunicar sirve el grito. Desde arriba Dios puede sacar al hombre acorralado.

18,8-20 LIBERACIÓN. En 8-16 describe la tempestad teofánica, en 17-20 el acto de la liberación. La tempestad está transformada poéticamente haciendo al Señor protagonista. El poeta selecciona datos, más de movimiento y luz que de sonido; describe con trazos rápidos. Lo fascina la conexión de agua y fuego, el juego de oscuridad y esplendor intensificados mutuamente.

LA ACCIÓN. Apenas ha escuchado el Señor la voz del orante (7), siente éste una sacudida de la tierra (8), que contagia los montes (cfr Sal 65,7). Aparece en lo alto(9) un rostro o figura humana impresionante, terrorífica: echa fuego por la boca, le sale humo de la nariz, despide ascuas encendidas. La figura entrevista entre el fuego y el humo baja algunas gradas, "inclinando los cielos", hasta alcanzar una esfera próxima a la tierra. Se apoya como en un solio en un nubarrón. Al llegar a esa zona inicia una galopada (11), jinete en una nube o cabalgando en el viento. Su galope es un vuelo. La visión se enturbia y oscurece (12): el agua trasparente se vuelve opaca y las nubes delatan la presencia escondiendo la figura. Sobre el fondo sombrío se suceden los tres actos; relámpago, chaparrón (13), trueno o voz de Dios (14). La visión se transforma en escena bélica (15); el protagonista, como en un ataque aéreo, lanza desde el cielo las flechas de sus rayos, que infunden pánico y desbaratan al enemigo. Termina con una visión del escenario (16a.17b). Desde su observatorio el orante contempla cuencas y cauces vacíos, y hasta los cimientos que sustentan el orbe quedan desnudos a la mirada. Sigue una pausa.

18,8 Véanse Jr 5,22; Job 34,20; Sal 46,4; 77,17-19.

18,9 Véánse Is 30,27; Ez 1,13.

18,10 El nubarrón: véanse Dt 4,11; 1 Re 8,12.

18,12 "Escondido": Sal 81,8.

18,13 "Fulgor": véanse Ez 1,28; 10,4; Hab 3,11.

18,14 El trueno: véanse 1 Sm 7,10; Is 29,6; Sal 29; 77,19.

18,15 Los rayos: véanse Zac 9,14; Job 38,35. El pánico: Éx 14,24; Jos 10,10

18,16 Al quedar vacíos los cauces de aguas fertilizantes (Jl 1,20), sólo queda sitio para la avenida de aguas devastadoras.

18,17-20 La liberación está descrita todavía en imagen, en un proceso más lógico: tendió la mano, me agarró, me extrajo del agua, me prestó apoyo, me sacó aun lugar espacioso. El proceso lógico: me libró de un emeigo - más poderoso - que me atacaba - en un momento funesto - me salvó - por que me amaba. La exposición es má reflexiva y el vigor imaginativo se aplaca.

18,17 Esas "aguas caudalosas. ¿son los enemigos?, ¿o la inundación despachada por el Señor? En el segundo caso emerge la polaridad: la tormenta es destructora y liberadora, y el "amado" de Dios escapa; como en Jr 30,7; 51,45. El verbo "sacar" es el de Ex 2,10 dicho de Moisés.

18,19 "El día funesto": como en el cántico de Moisés Dt 32,35.

18,20 El "lugar espacioso" se contrapone a la estrechez del cerco; Sal 4,2; 31,8s. El "amor" de Dios es la causa y la explicación de su portentosa intervención: cfr. Is 62,4; Sal 22,9.

18,21-29.31 Divido esta sección central en tres segmentos: 21-25.26-28.29+31-32.

18,21-25 Tras la idea noble del amor de Dios, insisten estos versos en la "retribución"; en un recuento de virtudes que Dios hubo de pagar o premiar. La solución está en el esquema subyacente de alianza entre soberano y vasallo. El David del salmo ha vivido el vasallaje bajo Saúl y en él ha experimentado la deslealtad de su señor (1 Sm 24,12). Ha vivido el vasallaje bajo el Señor, que ha sido todo lealtad.
Estos versos son como la profesión de lealtad de un vasallo que gozó del trato correspondiente de su Señor. Los méritos registrados son bastante genéricos.

18,26-28 El orante eleva su experiencia personal a principio de conducta del Señor, en cuatro frases ritmadas, lapidarias, usando formas verbales insólitas. Dios paga al hombre en la misma moneda; quien desee tratar con él sabe a qué atenerse. ¿No es ésta una espiritualidad de observancias, intento de vincular a Dios con los méritos de nuestra conducta? - En parte sí. Pero hay que fijarse en detalles que relativizan el principio: son los "caminos" del Señor, marcados por él; si 24 dice "fui íntegro", 33 dice "hace íntegros"; el v.28 aduce otro criterio, la desgracia frente a la soberbia. El recurso estilístico de repetir el verbo para expresar que Dios paga en la misma moneda se lee en 1 Sm 15,23; Lv 26,23; Prov 3,34.

18,28 Compárese con Prov 29,23, que no recurre a Dios.

18,29 La "lámpara" es el don de la existencia, que se transmite perpetuando la dinastía: 2 Sm 21,17; 1 Re 11,36; 15,4; 2 Re 8,19; Sal 132,17. La tiniebla es símbolo del no ser, de la contingencia de ser creado.

18,31-32 La descripción imaginativa de la liberación y la meditación reflexiva sobre su sentido desembocan y reposan en una solemne confesión con doxología. Tres títulos: caminos, palabra, promesa. Y profesa la unicidad de su Dios: 2 Sm 7,22; Sal 86,8.

18,30+33-46 Segundo cuadro: se puede repartir en dos cuadros, delimitados por la repetición "me ceñiste de valor" en 33 y 40, que, sin ser fórmula técnica, parece indicar la investidura militar: cfr. 1 Sm 17,38s. Los datos se refieren a funciones o cualidades bélicas. Muy importante es la movilidad, que incluye agilidad yseguridad. Segundo, entrenamiento y destreza en el manejo de las armas. Tercero, eficacia en aprovechar la victoria.
El desarrollo procede en dos fases. Se adelanta la conquista de una ciudad (3): ¿la plaza fuerte jebusea? Primera fase (2 Sm 5,6-9): Investidura (33-34), instrucción y aprendizaje (35-36), persecución del enemigo hasta someterlo (37-39). Segunda fase: investidura (40a); derrota del enemigo (40b-41), que suplica en vano (42), el rey los tritura (43). Al final el rey supera las contiendas internas y tiene sometido un círculo de vasallos (44-46).
El enemigo no aparece aguerrido ni toma la iniciativa, lo contrario del primer cuadro. La asimetría dice que los dos cuadros son complementarios.

18,30 "Refriega": retengo el texto hebreo, que menciona bandas militares: cfr. 1 Sm 30,8-15; 2 Sm 3,22; 1 Re 11,24. Otros corrigen y leen "muro".

18,34 "Me hace": con un verbo raro; compárese con Hab 3,19. Me iguala, me acompasa.
Las "alturas" son montes y riscos por los que se ha de mover con rapidez y aplomo.

18,35 "Ballesta": o arco de bronce: Job 20,24.

18,36 "Tus cuidados": el Señor se ocupa y se preocupa de su ungido. Explotando la raiz ´nw, algunos llegan a deducir la "humildad" o condescendencia de Dios.

18,37 A la letra "ensanchaste mis pasos por debajo"; quizá pasos anchos / largos y seguro.; lo contrario en Prov 4,12; Job 18,7.

18,38 Podría ser reminiscencia de Ex 15,9, o simple coincidencia; más próximo es 1 Sm 30,8.

18,39 "Machacar" en contexto bélico: Nm 24,8-17; Dt 32,39; Sal 110,5s.

18,40 "Resistían"; o se sublevaban.

18,41 "Reducir al silencio": Sal 54,7; 69,5; 73,27; etc.

18,42 Esta súplica no escuchada es exactamente lo contrario de la súplica escuchada del primer cuadro (3.4.7). "Al Señor": punto de vista del orante; lo normal sería que los enemigos invocasen a su dios; a no ser que se trate de enemigos internos.

18,43 Expresión enérgica, con un verbo raro: Ex 30,36; Job 14,19. El poeta se fija en la dispersión de la polvareda y en el barro pisoteado: Miq 7,10; Zac 9,3.

18,44 "Mi pueblo": el trono y la dinastía están amenazados por contiendas internas, guerra civil, rebeliones, usurpaciones. "Cabeza"; soberano de reinos tributarios. "Extraño": o extranjero: Is 55,5.

18,45 "Adulan": o lisonjean servilmente, por interés: Sal 66,3; 81,16; Dt 33,29.

18,46 "Desfallecían": o se marchitaban.

18,47-51 Los versos conclusivos presentan algunos datos claros con un desarrollo premioso. El v.47 es una doxología, que podría ser final si no fuera tan breve. Enfrentada con el v.32 puede ser la clausura del segundo cuadro. A manera de recapitulación, estos versos repiten palabras dispersas por el salmo.

18,47 "Viva": no juramento, sino aclamación: compárese con 2 Sm 16,16; 1 Re 1,25.

18,48 "Pueblos": por el contexto mejor que "ejércitos"; compárese con Sal 45,6.

18,49 "Hombre violento": en el horizonte de David puede ser Saúl; también podría tomarse como colectivo.

18,50 Es normal reunir un público para la acción de gracias; aquí desea el orante un auditorio internacional. Compárese con Sal 96,3.10; Is 55,3.

18,51 El nombre de David suena al final, como una firma indirecta. El final tiene notables contactos con Is 55,3, final de Is II. Ambos dependen de la promesa dinástica, 2 Sm 7.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Por la presencia "poética" de David, el salmo ha sido leído en clave mesiánica y puesto en boca de Jesucristo. Su lucha y su victoria son de un orden nuevo.

SALMO 17 (16)

(Sal 7; 9-10)

1 Escucha, Señor, mi causa,
atiende a mi clamor,
presta oído a mi súplica;
que en mis labios no hay engaño.
2 Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.

3 Aunque sondees mi corazón
y la inspecciones de noche
y lo pruebes a fuego,
no me hallarás malicia.
Mi boca no ha faltado.
4 en asuntos humanos;
con la instrucción de tus labios
he estado vigilante.
Aun en senderos abruptos
5 son firmes mis pisadas;
en tus carriles
no vacilan mis pasos.

6 Yo tellamo porque me respondes,
inclina tu oído y escucha mi palabra.
7 Haz prodigios de lealtad,
tú que salvas de los levantiscos
a quienes se refugian a tu diestra.
8 Guárdame como a la niña de los ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme
9 de los malvados que me asaltan,
del enemigo mortal que me acorrala.

10 Han cerrado sus entrañas,
su boca habla con soberbia,
11 sus pasos me están cercando,
fijan los ojos para derribarme;
12 como un león ávido de presa,
como cachorro agazapado en su escondrijo.
13 Levántate, Señor, hazle frente,
doblégalo y con tu espada
sácame vivo del malvado.
14 Dales muerte, Señor, dales muerte con tu mano;
no compartan la suerte de los vivos.

A tus protegidos llénales el vientre,
que se sacien sus hijos
y tengan qué dejar a sus pequeños.
15 Y yo por mi inocencia, veré tu rostro,
al despertar me saciaré de tu semblante.


17. Súplica de un inocente perseguido o injustamente acusado, que apela al tribunal de Dios. Afirma su inocencia y acusa a los enemigos, pide al juez que examine la causa y pronuncie sentencia y la ejecute. Durante la noche, hasta la hora de la sentencia, goza del asilo del templo, por la mañana será admitido a la presencia de Dios. El patrón judicial explica coherentemente muchos datos; con todo, algunos proponen una lectura en clave militar: el jefe, acosado y amenazado, pide auxilio al Señor.

El salmo tiene muchos contactos verbales con el precedente, que ayudan a observar las diferencias: lo existencial / lo ético, Yhwh porción / porción material, vida plena final / esta vida, térmio de la elección y vida íntima / consecuencia de una reivindicación. El desarrollo procede en tres peticiones con enlaces mutuos: 1-5.6-12.13-15. El orante es protagonista: acosa con imperativos al Señor, describe al enemigo, al final reaparece con un "yo" triunfal.

17,1 "No hay engaño": aunque defensor y testigo de sí, merece fe.

17,2 El juez debe corresponder con la "rectitud" de miras. Para la "sentencia" véanse Os 5,1; Hab 1,4.7; Is 42,1.3.

17,3 Dios se acerca a la intimidad del hombre en el silencio de la noche, porque el hombre se abre o porque Dios lo abre: cfr. Sal 4,5; 16,7.

17,3b-5 Cabe otra distribución de las sentencias con el consiguiente cambio de sentido: haciendo complemento "las palabras" o "las sendas tiránicas". En conjunto menciona labios y pisadas, lenguaje y conducta.

17,4 "En asuntos humanos": expresión única que se refiere a las relaciones humanas. "He estado vigilante": otros consideran el verbo transitivo. "Abruptos": otros lo interpretan como "sendas de bandoleros, salteadores"

17,5 Interpreto siguiendo el criterio del paralelismo.

17,6 Es clásica la correlación "llamar - responder"

17,7 "Levantiscos"; la forma hebrea es única, formada de la raiz qwm = levantarse; ¿contra Dios o contra la autoridad humana? Más bien lo segundo, porque Dios es invocado como instancia superior.

17,8 "Como a la niña de los ojos" se lee aquí, en Dt 32,10 y Eclo 17,22. De lo judicial se salta a lo personal. Para el israelita el ojo es órgano del ver, sede del apreciar, y ver la luz es símbolo de vivir. "La sombra de las alas" es corriente: Sal 36,8; 57,2; 63,8 etc.

17,9 Se siente cercado, acorralado: muchos contra uno, y pasa a describirlos horrorizado.

17,10-11 Cuatro rasgos sensibles: pesadas las carnes, arrogante la boca, medidos los pasos, fijos los ojos; véanse Sal 73,7; 119,70.

17,12 Comparación tópica; la multitud se reduce a uno o elige su jefe y declara su ferocidad bestial. Amenaza abierta o encubierta.

17,13 Si continuamos en el plano imaginativo del león, el Señor se alza, lo afronta, lo doblega y le arranca viva la presa de las fauces: véase la descripción de David en 1 Sm 17,34s. Sólo que al final el león recobra su figura humana.

17,14a Texto y sentido son muy discutidos. a) Conservando los sustantivos del texto hebreo masorético, dice que son mortales, que su horizonte es el espacio de esta vida y sus bienes son limitados. b) Corrigiendo los sustantivos en verbos: Dios los condena a muerte y los ejecuta, con la espada o con la mano, como se haría con una fiera peligrosa.

17,14b También admite varias interpretaciones, a) Continúa el horizonte terreno de los malvados: con sus "reservas". Aunque no lo merecen, Dios los alimenta a ellos, a sus hijos y pequeños. b) Cambia de dirección. Ejecutados los agresores, Dios se ocupa de "sus protegidos", de su familia y descendientes; "llena" Sal 127,5 "sacia" Sal 81,17.

17,15 En cuanto a él, tiene otra "saciedad", que es "contemplar el rostro" de Dios, en un extraño banquete matutino. Una experiencia espiritual inefable recurre a símbolos de relaciones humanas.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Los comentaristas antiguos dicen: voz de Jesucristo en la pasión, de la Iglesia en la persecución. Y el verso final lo aplican a la resurrección.

miércoles, 5 de mayo de 2010

SALMO 16 (15)

1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.
3 A los consagrados de la tierra,
son mis príncipes, todo mi afán es por ellos.

4 Multiplican sus penas
los que corren tras dioses extraños.
No derramaré sus libaciones de sangre,
mis labios no pronunciarán sus nombres.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:
6 me ha tocado una parcela apacible,
es espléndida mi heredad.

7 Bendigo al Señor que me aconseja,
aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.

9 Por eso se me alegra el corazón,
siento un gozo entrañable,
aun mi carne habita segura;
10 pues no entregarás mi vida al Abismo,
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa;
11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.




16. Los versos 2-4a presentan dificultades textuales graves, que se han de resolver con una propuesta unitaria y coherente en sí y con el contexto. Yo he seguido los indicios claros de paralelismo para llegar a mi interpretación: una profesión dirigida a Yhwh y a los qedoshim de la tierra. Éstos, si son ídolos, son rechazados, adelantado en 4b; si son "consagrados", pueden ser la clase sacerdotal. Lo tomo en el segundo sentido, leo ´adiray - sin cambiar el texto consonántico -, cambio bl en kl - casi iguales - y finalmente obtengo una doble profesión de lealtad: a Yhwh como único bien, a sus "consagrados" como príncipes míos. La lealtad exclusiva a Yhwh se corrobora con el rechazo de cualquier creencia o práctica idólátrica (4b). Hipotizo la profesión de un sacerdote el día de su consagración. (Lógicamente hay otras muchas propuestas de interpretación).

Domina en el salmo la expresión de confianza muy sentida. Contiene algunos elementos sapienciales y curiosas coincidencias con Gn 3. La ideología del reparto de la tierra, excluidos los levitas, es explícita en el v.5 y explica otros detalles.

Lo más llamativo es la intensidad personal del salmo, hay que meditar como expresión de una experiencia profunda, íntima.

Está personalizado lo sapiencial: Dios mismo es el maestro que "aconseja" sin mediadores; él mismo realiza el reparto y es la porción; protege inmediatamente al "fiel" sin que medie el templo como asilo. Qué abundancia de datos corpóreos, del orante y de Dios; no menos de afectos expresados directa o indirectamente. El salmista le dice a Dios su experiencia, lo que siente con él y junto a él. El texto llega a otros como estímulo y expresión de experiencias semejantes.

16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.

16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".

16,3 a) Leyendo "divinidades terrestres", falsos dioses con sus príncipes, como p. ej. el Baal fenicio y Jezabel, 1 Re 17-18: no quiero nada con ellos, no me agradan. b) Leyendo "consagrados": los reconozco como mis príncipes, me agradan y me dedicaré a ellos.

16,4a Corrijo un texto mutilado o deteriorado, a la luz de expresiones de Dt y Jr, para una lectura conjetural que haga juego con el verso siguiente; véanse también Is 42,8; 48,11.

16,4b "libaciones de sangre": no sabemos si se refiere a sangre de víctimas sacrificadas, a incisiones rituales o a otra práctica: cfr. Is 57,6. "Invocar"; véanse Éx 23,13; Os 2,19; Zac 13,2.

16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.
Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.

16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.

16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.

16,9 kabod puede sustituir a un pronombre enfático de primera persona. Se sospecha que el original decía kabed=hígado, o sea, un gozo visceral. También es expresión única "mi carne habita", pienso que inducida por el tema del reparto de la tierra. Mi carne, tan débil y caduca, se establece con seguridad, por lo que sigue.

16,10 Siendo Dios "mi dueño", a él pertenezco, no al polvo, y nadie me podrá arrebatar, ni el poder supremo de la muerte. La experiencia de la intimidad con Dios hace vislumbrar la inmortalidad, como en el Sal 73 y quizá en Sal 49,16.

16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.