miércoles, 29 de septiembre de 2010

SALMO 35 (34)

1 Pleitea, Señor, con los que me pone pleito,
combate con los que me combaten;
2 empuña el escudo y la adrga,
levántate para auxiliarme;
3 desenfunda la lanza y cierra
contra los que me persiguen;
dímelo: ¡Yo soy tu victoria!

4 Sufran una derrota vergonzosa
los que me persiguen a muerte,
retrocedan con ignominia
los que traman mi daño;
5 sean paja ante el viento,
que los desbarate el ángel del Señor;
6 sea su camino oscuro y resbaladizo
cuando los persiga el ángel del Señor.
7 Porque sin motivo me escondían redes
y me cavaban zanjas mortales.
8 Que los sorprenda el desastre imprevisto,
que los enrede la red que escondieron
y caigan en la zanja que cavaron.

9 Y yo festejaré al Señor
y celebraré su victoria.
10 Todos mis huesos proclamarán:
Señor ¿quién como tú
que defiendes al débil del poderoso
al débil y pobre del explotador?

11 Comparecían testigos violentos,
me interrogaban de cosas que ni sabía,
12 me pagaban mal por bien
dejándome desamparado.

13 Yo en cambio, cuando estaban enfermos,
me vestía de sayal,
me afligía con ayunos
y mi súplica me era otorgada.
14 Como por un amigo o un hermano
andaba de luto,
cabizbajo y sombrío
como por una madre.
15 Pero cuando tropecé, se alegraron,
se juntaron, se juntaron contra mí.
Me golpeaban por sorpresa,
me desgarraban sin parar.
16 Cruelmente se burlaban de mí
rechinando los dientes.

17 Señor, ¿cuándo vas a fijarte?
Recobra mi única vida
de los leones que rugen
18 y te daré gracias en la gran asamblea,
ante un pueblo numeroso te alabaré.

19 Que no canten victoria
mis enemigos traidores,
que no hagan guiños a mi costa
los que me odian sin razón;
20 pues no viven en paz
ni con la gente pacífica,
traman engaños.
21 Se ríen de mí a carcajadas:
Ja, ja, lo estamos viendo.

22 Tú lo has visto, Señor, no te calles.
Dueño mío, no te quedes lejos.
23 Despierta, levántate, Dios mío,
Señor mío, defiende mi causa.
24 Júzgame según tu justicia,
Señor Dios mío.

25 Que no canten victoria, que no piensen:
¡Qué bien! lo que queríamos;
que no digan: Nos lo hemos tragado.

26 Sufran una derrota afrentosa
los que se alegran de mi desgracia;
queden cubiertos de vergüenza y oprobio
los que se envalentonan contra mí.
27 Aclaman festivos los que apoyan mis derechos,
los que quieren la paz de tu siervo
digan siempre: ¡Grandeza al Señor!
28 Y mi lengua repasará tu justicia
y tu alabanza todo el día.



Este salmo largo, algo reiterativo, pertenece al género súplica de un inocente perseguido. Los motivos del género están perfectamente definidos: súplica motivada por la situación del orante, perseguido sin razón, por la actividad amenazadora de los perseguidores, confianza en la justicia y bondad del Señor, promesa de acción de gracias. El autor ha sabido componer una pieza vigorosa, paradójicamente densa; convence por la intensidad. Verbos de acción acumulados, imperativos urgentes, contrastes fuertes; la descripción de la actividad del enemigo es circunstanciada. Los sentimientos se asoman por los sentidos: ojos, boca, dientes, lengua, pecho.

Tres imágenes se suceden o sobreponen en el salmo: caza, guerra, juicio. Nos invitan a relativizarlas como descripción realista, pero también a considerarlas por separado.

La caza al hombre. Un pobre hombre es acosado y perseguido como fiera peligrosa -piensan los perseguidores-, como animal indefenso e inofensivo -piensa el perseguidor-. Es una batida en regla, con ojeo, persecución, acorralamiento, gozo por la pieza cobrada. Se podría ilustrar con la figura de David perseguido por los montes: 1 Sm 26,20. Los antiguos consideraban la caza mayor entrenamiento para la guerra, actividad propia de reyes y príncipes. El carácter no realista de la imagen es patente.

Guerra. El salmo nos lanza enseguida a una escena militar: el paladín requiere las armas, sale al encuentro del enemigo, lo pone en fuga, pronuncia el grito de victoria. La guerra es a vida o muerte, no es deporte entretenido. Se podría ilustrar con la rebelión, batalla y derrota de Absalón: 2 Sm 18. El lenguaje militar penetra fácilmente en otros campos: una rivalidad encarnizada, una hostilidad agresiva en la vida ciudadana puede en el poema transformarse en guerra o batalla.

Juicio. La primera palabradel salmo es judicial, se mencionan "testigos" (11), al final actúa el juez (23-24). En sentido realista se referiría a un juicio de apelación (cfr. 1 Sm 24,13; 26,23). Pero un proceso judicial también puede ser imagen válida de súplica en una persecución grave. En la mentalidad bíblica, la guerra puede tener valor de juicio. En conclusión pienso que las tres imágenes son transformación poética de situaciones y experiencias en la vida ciudadana.

El desarrollo del salmo es de triple onda, componentes comunes y cambio de orden; cada onda termina en la alabanza. Se puede esquematizar así: tú: interpelación; ellos: fracaso -delito- fracaso; yo: alabanza (1-10). Ellos: delito, yo: beneficios; ellos: delito, Tú: acción; yo: alabanza (11-18). Ellos: delito, Tú: acción; ellos: delito, fracaso; yo: alabanza (19,28). Se destaca el bloque central por el contraste de dos conductas.

35,1-10 El movimiento de estos versos es así: Auxiliarme, Señor - y que mis enemigos fracasen - porque me persiguen sin razón - que ellos fracasen - y yo te alabaré.

35,1-3 El comienzo es agitado y apresurado, con siete imperativos en 19 palabras. A pesar de la primera frase, la imagen es bélica. El Señor es paladín único. Embraza el escudo menor y se protege con la curva del mayor; su arma es la lanza. "Cierra": se discute el valor de esta palabra; yo me dejo inspirar por la fórmula militar española. La frase final personaliza la victoria; el orante quiere escucharlo de los labios del Señor: será convincente. Comparar con salmos 20-21.

35,4-6 A consecuencia de la intervención divina, los que perseguían ahora "retroceden": 2 Sm 2,22; Is 42,17; Jr 46,5. Los sinónimos hebreos de "derrota, vergüenza, ignominia" proponen la vertiente subjetiva del hecho. El "ángel del Señor" es manifestación divina, que puede encargarse de tareas bélicas: Nm 22; 2 Re 19,35; Sal 34,8. "Tamo al viento" es conparación tópica: Sal 1,4; Is 17,13.

35,7 Recurre a una imagen de cacería: se cava una zanja y se disimula con ramaje, se esconde una red por donde la fiera suele pasar. "Sin motivo" porque no es fiera dañina, sino pobre inofensivo.

35,8 Invoca la pena del talión.

35,9 La alabanza toma carácter de celebración. Posiciones paralelas ocupan Yhwh y "su victoria", respondiendo al v.3.

35,10 El coro de acompañamiento lo encuentra dentro de sí. La estructura sólida de su cuerpo cobra el don de la palabra: compárese con Sal 51,10. "¿Quién como tú?" procede de o coincide con Éx 15,11; cfr. 1 Re 8,23; Jr 10,6. "Explotar" o despojar al pobre es paradójico: ¿qué se le roba al que no tiene? Denuncia la crueldad de los que abusan con los débiles. Y aquí podría terminar la súplica.

35,11-18 Pero queda mucho por decir. Sucede que el orante, lejos de ser una fiera dañina, es un ser benéfico y aun sentimental. El texto hebreo está mal conservado.

35,11 La acción enemiga se concreta en formas judiciales: son gente que practica la injusticia abusando de la legalidad. Personajes frecuentes en Prov y Sal; véase la historia de Nabot en 1 Re 21. "Interrogatorio" o reclamación.

35,12 Es una agravante la ingratitud. Aunque no la persiga la ley, la denuncian varios textos: Gn 44,4; 1 Sm 25,21; Jr 18,20.

35,13-14 Este pobre hombre intercedía un tiempo por sus actuales perseguidores, en una enfermedad grave, y acompañaba su plegaria con mortificaciones penitenciales. Y no como rito externo, sino participando con compasión entrañable. "Me era otorgada": la expresión hebrea es dudosa; me inspiro en Sal 79,12; Is 65,6; Jr 32,16. Alternativa: "mi súplica volvía sin ser escuchada".

35,15-16 El poeta extrema los contrastes: enfermedad / tropiezo, mortificación / gozo maligno, compasión / burla. Si el sentido del conjunto es claro, por los detalles del texto nos abrimos paso trabajosamente. "Rechinar los dientes" es de ordinario expresión de burla: Sal 37,12; Job 16,9.

35,17-18 Ocupa la cadencia de la segunda onda una petición urgente y la promesa de acción de gracias. En vez de Yhwh emplea aquí el título "Señor mío": a él toca salvar una vida que es única: cfr. de Isaac en Gn 22,2-12; de la hija de Jefté en Jue 11,34. "Rugen"; supone una leve corrección del texto hebreo, de acuerdo con el paralelo. La alabanza discurre en fórmulas convencionales.

35,19-28 La tercera parte insiste denodadamente en la denuncia del delito y el castigo invocado. La principal novedad es el desarrollo judicial. El movimiento discurre así: que no triunfen - pues son culpables - juzga tú - que no triunfen - sino que fracasen. En medio se yergue el Señor como juez, invocado reiteradamente.

35,19 "Guiñar el ojo" como expresión de burla: Prov 6,13.

35,20-21 La descripción está estilizada en dos actitudes sobresalientes: un régimen de discordias y engaños, una burla sarcástica del vencido. EN la sociedad hay ciudadanos pacíficos; los malvados son pugnaces por naturaleza o elección: cfr. Sal 120,7. Hay ciudadanos sencillos y confiados; contra ellos se emplea el engaño y el fraude. No conocen la piedad: ¿merecerán ellos piedad o compasión? Se justifica el desahogo apasionado que sigue.

35,22-24a "Lo estamos viendo" decían ellos; "Tú lo has visto" replica el orante. Ellos se creían espectadores seguros y triunfantes; desde más arriba alguien los miraba. Un juez que no puede desentenderse. Pasa a primer plano la terminología judicial, y algunos comentaristas lo toman a la letra. "Despierta": como Sal 44,24 y 59,6. "Levántate": Sal 44,24; 59,5.

35,24b-26 Sigue la última andanada. Las peticiones negativas descubren el proyecto del enemigo: era final, iba contra la "vida única". Por eso no hay salida del dilema: o la destrucciónd el inocente o el fracaso de los culpables. La oración propone un caso concreto.

35,27 El orante no está del todo desamparado. Hay ciudadanos que desean "su paz y seguridad", lo reconocen como "siervo" del Señor, celebrarán su liberación. El grito que pronuncian exalta la victoria del Señor.

35,28 Concluye el orante en un solo recogido.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Juan pone en boca de Jesús el final del v.19. Pero Jesús no pide al Padre que envíe "doce legiones de ángeles" (Mt 26,53), no desenfunda la lanza, antes manda a Pedro envainar el cuchillo (Mt 26,52); pide perdón por los perseguidores (Lc 23,34). Pero Jesús ha querido que el designio de sus enemigos no triunfase finalmente; no ha querido que triunfase el odio. Sin devolver mal por mal, ha hecho triunfar el amor sobre el odio. Ha entregado su "vida única", la mortal y ha recibido una inmortal (1 Pe 3,18). Ha vencido y es la "victoria" de los que creen en él (1 Pe 3,19; 1 Jn 5,4).

lunes, 27 de septiembre de 2010

SALMO 34 (33)

2 Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
3 Yo me glorío del Señor:
que lo escuchen los humildes y se alegren.
4 Engrandeced conmigo al Señor,
ensalcemos junto su nombre.

5 Consulté al Señor y me respondió
librándome de todas mis ansias.
6 Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se sonrojará.
7 Este pobre clamó y el Señor le escuchó,
lo salvó de todos sus peligros.
8 El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles protegiéndolos.
9 Gustad y apreciad que bueno es el Señor:
dichoso el varón que se acoge a él.
10 Respetad al Señor, sus consagrados,
que nada les falta a quienes lo respetan.
11 Los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de bienes.

12 Acercaos, hijos, escuchadme:
os enseñaré a respetar al Señor.
13 ¿Hay alguien que ame la vida,
que desee años disfrutando bienes?
14 -Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad:
15 apártate del mal, obra bien,
busca la paz, persíguela.

16 El Señor dirige los ojos a los justos,
los oídos a sus clamores.
17 El Señor se enfrenta con los que obran mal
para extirpar de la tierra su memoria.
18 Si gritan, el Señor escucha
y los libra de todos los peligros.
19 El Señor está cerca de los atribulados
y salva a los abatidos.
20 Por muchos males que sufra el justo,
de todos los libra el Señor;
21 él cuida de todos sus huesos,
ni uno solo se quebrará.
22 La maldad da muerte al malvado;
los que odian al justo lo pagarán.

23 El Señor rescata la vida de sus siervos:
no serán castigados los que se acogen a él.


34 Pertenece al género himno, contagiado de elementos sapienciales. Es un salmo alfabético, al que le falta la letra W, y lo compensa con un estrambote de propina al final. Está pronunciado por un orante; en primera persona recordando, en segunda interpelando, en tercera anunciando y generalizando. El autor avanza trabajosamente, letra a letra, con pocos momentos originales o llamativos. El nombre de Yhwh se pronuncia 16 (ó 17) veces: si no logra unificar los materiales, unifica por convergencia las miradas.

Sin mucho esfuerzo se puede enoontrar en el Moisés de Éx y Dt un principio unificador del salmo: consulta y oráculo, contemplación y quedar radiante, instrucción sobre el bien y el mal, vida larga, campamento y ángel del Señor.

34,2 "En todo momento": varias veces insiste el orante en la totalidad: 5.7.18.20.21.

34,3 El hombre no debe gloriarse de méritos propios; su orgullo es el Señor su Dios: Jr 9,22s. Lo cual es otra forma de alabanza. Si los marginados pueden alegrarse de la experiencia del orante, es que él no es ajeno a la categoría.

34,4 "Engrandecer" es reconocer la grandeza, como enaltecer es reconocer la sublimidad. Dos dimensiones humanas o cósmicas se proyectan hacia Dios.

34,5 Consulta del hombre y oráculo de respuesta son práctica religiosa común: véase p.ej: el caso de Raquel en Gn 25. La respuesta divina serena, tranquiliza.

34,6 Éste es el verso más importante del salmo. Leo imperativo con versiones antiguas. "Radiante" como Is 60,5; "sonrojarse" o quedar sombrío, como Is 24,23; Jr 15,9 o Miq 3,7. Con vocabulario diverso, creo que la invitación apunta a tres momentos de la vida de Moisés: en la vocación (Éx 3,6), en los encuentros personales con el Señor (Éx 33,8 y 34,29-33), cuando volvía radiante. El privilegio de Moisés se ofrece hoy a cualquiera: quien "contemple" a Dios, en el templo o en la oración, saldrá "radiante", no estará "sombrío" por el fracaso. Se podría tomar este verso como lema de la oración contemplativa.

34,7 Simple secuencia personalizada: clamar - escuchar - salvar.

34,8 "Acampar protegiendo" puede pertenecer al lenguaje militar. Implica que el "ángel del Señor", como capitán, dispone un escuadrón que rodea. Resuenan relatos de Éx y Nm.

34,9-11 Creo encontrar cierta coherencia temática en estos tres versos: "gustar y pasar hambre", "carestía y bienes". Propongo una hipótesis de lectura: aun cuando "ricos y poderosos" (corregido) "pasen hambre", los "fieles consagrados" al Señor "no carecerán de nada"; más aún, participando en el banquete sagrado "gustarán la bondad del Señor". Los versos invierten el orden cronológico, y cabe una lectura más genérica.

34,9 Es un caso de "aplicación de sentidos". Los sentidos corporales se toman como símbolo de experiencia espiritual. Se selecciona la inmediatez no discursiva y la duración pausada. Una traducción corpórea sonaría: "saboread lo sabroso que es el Señor". El símbolo pasa al lenguaje espiritual.

34,10 "Respeto": o reverencia, sentido religioso. "Consagrados": compárese con Éx 18,6.

34,11 Véase el cántico de Ana 1 Sm 2,5.

34,12-15 Forman otra unidad definida por su labor sapiencial. El orante se mete a maestro: convoca a los discípulos con el título tradicional de "hijos", los invita a escuchar, los enseña. Su enseñanza es una religiosidad de fuerte contenido ético, genérico: el bien y el mal. Compárese con la enseñanza de Moisés, vinculada a la ley: Dt 31,12s. 19,22; 30,15.

34,12 El "respeto del Señor" llega a ser fundamental en el programa sapiencial: Prov 1,7; Eclo 1,14.

34,13 También este modo de preguntar es sapiencial, encaminado a suscitar la atención: Sal 25,12; Eclo 12,13; 13,2. El bien primario es la vida: Dt 30,15.19s.

34,14 La custodia de la lengua es tema frecuente en textos sapienciales y fuera de ellos: Eclo 5; 19; 20; 23; 27.

34,15 Fórmulas frecuentes: Sal 37,27; Prov 3,7; 13,19; 16,17; Job 1,1. La "paz" es aquí una categoría ética: paz ciudadana. No brota por sí, hay que buscarla y procurarla con tesón.

34,16-17 Forman una antítesis marcada: honrados/malvados, ojos y oídos /rostro. "Enfrentarse"; o encararse, a la luz de Lv 17,10; Jr 44,11.21. La "memoria" o el apellido: compárese con Sal 109,15.

34,18 Se sobrentiende que el sujeto son los saddiqim, sin que sea necesario explicitarlo. El grito podría ser una reclamación judicial.

34,19 La secuencia hebrea "atribulados y abatidos" nos lleva sin remedio al Sal 51,19; es decir, de lo sapiencial salta el autor a lo penitencial. El hombre alejado por el pecado, puede acercarse por la penitencia.

34,20.22 Leo la primera cláusula con valor concesivo, ilustrado por Prov 24,16. Las muchas desgracias del inocente parecen contradecir el principio de la retribución; pero concuerdan con una larga historia de liberación. Resalta así la antítesis cone l v.22 por la repetición de "honrado + malvado + desgracia" y la oposición radical "libra / da muerte". Una consecuencia de esta lectura combinada es que el inocente es víctima del "odio" (22b) y que ese odio es "reato".

34,21 Parece escucharse la ley del cordero pascual según Éx 12,46; cfr. Is 38,13 y Lam 3,4. Pero es arriesgado sacar más consecuencias de la coincidencia, a saber, que el inocente sea sagrado y haya de quedar incólume.

34,23 "No serán castigados": o no incurrirán en reato, según 2 Cr 19,10. "Rescata la vida: véase Sal 49,8s.16.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La primera carta de Pedro cita dos pasos del salmo; el gustar al Señor, vinculado al bautismo (2,2-3); y el bloque sapiencial en 3,10-12 exhortando a la concordia. Heb 6,2 recoge el símbolo del gusto espiritual. Y el tema del quedar radiantes domina el comentario de 2 Cor 3,7-18.

lunes, 20 de septiembre de 2010

SALMO 33 (32).

1 Alabad, justos, al Señor,
que la alabanza es cosa de hombres rectos.
2 Dad gracias al Señor con la cítara,
tañed para él el arpa de diez cuerdas.
3 Cantadle un cántico nuevo
acompañad los vítores con bordones.

4 Que la palabra del Señor es recta
y toda su actividad está acreditada.
5 Ama la justicia y el derecho
y su misericordia llena la tierra.

6 Por la palabra del Señor se hizo el cielo,
por el aliento de su boca sus ejércitos.
7 Encierra en un odre las aguas marinas
y mete en depósitos los océnanos.
8 Tema al señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe.
9 Porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

10 El Señor anula el proyecto de las naciones
y frustra los planes de los pueblos;
11 pero el proyecto del Señor se cumple siempre,
sus planes generación tras generación.
12 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que se escogió como heredad.

13 Desde el cielo se fija el Señor
mirando a todos los hombres.
14 Desde su solio observa
a todos los habitantes de la tierra:
15 él, que modeló cada corazón
y conoce todas sus acciones.

16 No vence un rey por su gran ejército,
no escapa un soldado por su mucha fuerza;
17 engañosa es la caballería para la victoria
y por su gran ejército no se salva.

18 Mira: el ojo del Señor sobre sus fieles,
que esperan en su misericordia,
19 para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de hambre.

20 Nosotros aguardamos al Señor
que es nuestro auxilio y escudo;
21 lo festeja nuestro corazón
y en su santo nombre confiamos.
22 Que tu misericordia nos acompañe,
Señor, como lo esperamos de ti.


Himno de número alfabético, es decir, consta de 22 versos. Se destaca la amplitud del marco, que ocupa tres versos al comienzo y tres al final. Alaba a Dios como creador de la naturaleza y regente de la historia; en la naturaleza distingue el cielo, agua y tierra; entre los hombres distingue las naciones paganas y el pueblo escogido. Colocando a Dios en el centro e imaginando en círculos concéntricos pueblo - naciones - naturaleza, podemos examinar relaciones de semejanza y oposición. ¿Se parecen las naciones al cielo ordenado o al mar levantisco? ¿Se contraponen al pueblo elegido? ¿Se parece éste a la naturaleza dócil? El salmo implica lucha y victoria, pero el dramatismo no conmueve el poema transido por la victoria serena y soberana.

El poema es grandioso, porque abarca grandes unidades, totalidades, multitudes. No se distingue por imágenes originales ni por aciertos descriptivos.

33,1-3 y 20-22 Forman el marco. De alguna manera el comienzo mira al pasado para cantarlo, el final queda a la expectativa del futuro. Los invitados son al principio los hombres rectos y honrados, no toda la comunidad. Al final entra la primera persona, como respondiendo a la invitación inicial, o como impresionados por el contenido del himno. Un "canto nuevo" puede sugerir la ocasión nueva o el tema o la melodía; la fórmula se vuelve convencional: Sal 40,4; 96,1; 144,9; 149,1.

33,3 Sal 149,1.

33,4-19 El cuerpo del salmo desarrolla la motivación, sin orden riguroso, sin confusión. Basta observar los personajes.

33,4-5 Del Señor quiere decir mucho en poco espacio y lo estiliza en tres aspectos: "palabra - obra - amor". Al principio insiste en la "justicia": ¿por què? El salmo va a presentar a un Dios que parece discriminar pueblos, parece elegir arbitrariamente, parece complacerse en el fracaso humano. Aunque el salmo no se ocupa de teodicea, quiere asentar como programa la justicia de su Dios en palabras, obras y sentimientos. A la justicia acompaña la misericordia, para que no sea despiadada ni inexorable; retoma en los vv. 18 y 22.

33,4 Sal 11,7.

33,6-9 El Creador. Acaba de alabar palabra y obra; ahora dice que Dios habla por la palabra, que suena y actúa en la frontera última y primera del ser y el no ser. Lo escueto del v.9 es su acierto. El poeta empareja palabra con aliento y soplo. La ecuación se apoya en una observación obvia: las palabras son emisión modulada de aliento. Se añade el valor simbólico potencial: con el aire que respiramos, hecho palabra, nuestro espíritu se comunica. Y también el de Dios.

33,6 Ejércitos del cielo son los astros, ordenados y obedientes.

33,7 En el océano se agitan olas y corrientes. Para que no se desmanden, el Señor las encierra en un gigantesco odre, las aglutina en un dique.

33,8 Habitantes son los hombres y quizá otros vivientes: cfr. Sal 24,1; 98,7.

33,10-11 De las palabras y obras sube al plan o proyecto; del orden cósmico se baja al plano humano de la historia. La antítesis tiene un ejemplo concreto en los versos 16-17. El hombre proyecta en Dios su modo de proyectar: Is 55,8s; Prov 19,21. La acción creadora es instantánea: "lo dijo y existió"; el plan humano abarca las "generaciones" humanas.

Dios, que enseña al hombre a planear razonablemente (Prov 20,18), ¿se complace en hacerlo fracasar? ¿Para mostrar su superioridad? (cfr. el desarrollo irónico de Job 12,14-25). La respuesta ya la ha dado el v.5: "ama la justicia".

33,12 La elección es única, exclusiva, iniciativa de Dios sin mención de méritos. También esta decisión es justa: cfr. Dt 33,29.

33,13-15 Prolonga dos líneas precedentes juntándolas: la línea de la "justicia" se completa con el conocimiento adecuado del juez; la línea de los proyectos humanos se prolonga en la penetración hasta el "corazón", donde fraguan los planes antes de su ejecución. Dios puede frustrar un proyecto en su fuente. Abarca a todos los hombres sin distinción.

33,15 Del conocimiento político o judicial se destaca el que tiene el artesano de su obra y materiales: "modela": Sal 74,14; 94,9; 104,26. La intimidad que piensa y decide ha sido objeto de una tarea artesana de Dios. Ha modelado a "cada uno", también en lo diferencial.

33,16-17 Entre los ejemplos concretos de planes escoge los militares, la estrategia. ¿Se refiere al poder militar agresor o al poder militar sin más? Las dos cosas se leen en el AT. Lo primero trae recuerdos ominosos: Is 10,13; Hab 1,11. Lo segundo es más radical: Prov 21,31, y no excluye al pueblo escogido. Aunque mirando a los versos 12 y 18s parece predominar lo primero.

33,18-19 El destino del pueblo escogido es un sistema de contrastes. A la derrota militar no se opone la victoria militar de Israel, sino la intervención del Señor. A la mirada universal escrutadora, la mirada protectora. Todo lo domina la "misericordia", que alcanza el límite último de la vida y la muerte.

33,19 También el rey de Israel puede fracasar en sus planes, si ésos no respetan el designio del Señor. En tiempo de guerra y en tiempo de hambre lo importante es "confiar" en el Señor, cuyo "designio" es "conservar la vida": Gn 50,20. Por eso al final del salmo se impone la "esperanza" y "confianza" enla "misericordia" del Señor.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Podemos fijarnos en la escena de Getsemaní: en la oración de Jesús para aceptar el designio del Padre; en el intento armado de un discípulo contra el plan de Dios. En el prólogo de Juan, 1,3 se cita o se alude a los versos 6.9 del Salmo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

SALMO 32 (31).

1 ¡Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han enterrado su pecado!
2 ¡Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito
y cuya conciencia no queda turbia!

3 Se consumían mis huesos cuando callaba,
cuando rugía sin parar;
4 porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
se me secaba la savia
en un bochorno estivo.
5 Te declaré mi pecado,
no te encubrí mi delito;
propuse confesarme
de mis delitos al Señor;
y tú perdonaste
mi culpa y mi pecado.
6 Por eso, que todo fiel te suplique, [...]
y la avenida de aguas torrenciales
no la alcanzará.
7 Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
cuando grito ¡socorro!, me rodeas.
8 -Te instruiré, te señalaré
el camino que has de seguir
te aconsejaré, fijaré en ti mis ojos:
(6.9l ) cuando llegue la tribulación,
no se acercará a ti.
9 No seáis como caballos o mulos,
irracionales,
cuyo brío hay que domar
con freno y bocado. [...]
10 El malvado sufre muchas penas,
al que confía en el Señor
su lealtad lo rodea.
11 Festejad al Señor, los honrados, alegraos,
aclamadlo, los hombres sinceros.



El segundo salmo penitencial es muy original y en extremo difícil. Original porque es una oración penitencial restrospectiva: se pronuncia cuando ha terminado el proceso o la parte más importante. El orante reflexiona sobre su experiencia personal (3-5.7-8) y la generaliza para comunicarla (1-2.6.9-10). Más en detalle y adelantado el comentario, el orden cronológico sería: sufrimiento percibido como castigo (4), reacción sin resultado: silencio o rugido (4), confesión (5a), perdón (5b), amonestación de Dios para el futuro (8-9), generalización (1-2), reflexión e invitación a la asamblea (10-11).

Eso es nada más aproximado, porque los versos 6-9 representan dificultades arduas. Algunos intentan arreglarlo con emiendas parciales; yo recurro a una solución global. Ante todo, ¿quién pronuncia los versos 8-9? a) El orante quiere ofrecer su experiencia a pecadores reacios, algo animalescos, "como mulos"; rubrica su invitación con la reflexión general del v.10. b) Con el perdón no ha acabado todo. El Señor añade una breve instrucción sobre el camino sensato. El perdonado no debe adoptar actitudes reacias, de animal que sólo atiende al castigo. A la instrucción divina responde el orante con la afirmación del v.10 y la invitación festiva del v.11. Prefiero la segunda explicación.

Teniéndolo en cuenta, respetando el juego de pronombres y buscando el paralelismo habitual ante esta poesía, opero una ligera trasposición de piezas. De aquí se sigue que mi traducción y explicación es hipotética y que otros autores proponen con igual derecho otras soluciones. El poema es pintoresco en las imágenes y movido en el desarrollo, sin quebrantar una lógica interna.

Entre los personajes del salmo están los rectos y "honrados", que han de participar en la fiesta. Hay en 6a un "todo fiel" que queda flotando, entre malvados y honrados, con su actitud suplicante: ¿tiene necesidad de penitencia, aunque sea "fiel"?, ¿pertenece el orante a dicho grupo?

32,1-2 El salmo 1 exaltaba la dicha de no pecar; éste la de sentirse perdonado. para los humanos, aun los "fieles", quizá cuente más lo segundo. El pecado lleva tres nombres corrientes; también el perdón tiene tres verbos. Es común nsa´; cubrir se lee también en Sal 85,3; Neh 3,37 (nosotros decimos "correr un velo"); no apuntar pertenece al lenguaje comercial. No hay que suprimir la última frase: ruh es la conciencia, remiya es el engaño ajeno y propio.

32,3-4 Ha sentido como peso oprimente, como bochorno que le seca la savia vital, su pena, se siente árido y deprimido. Pero lo vive como síntoma y es capaz de descubrir el agente externo, "la mano de Dios". Sucede una primera reacción: silencio reconcentrado, guardárselo todo; y grito inarticulado, rugido casi animal. Pero ni el silencio serena ni el rugido desahoga.

32,5 En tres versos breves se aprieta el tiempo de confesión y perdón. Se repiten los tres términos del pecado de 1-2, el primer verbo de perdonar; y se repite "cubrir", con nuevo significado al cambiar el sujeto. El hombre des-cubre su pecado al confesarlo, Dios lo cubre al perdonarlo.

32,6 Empiezan a divergir las explicaciones: "a la hora de hallar (a Dios), cierto, la inundación...", "en la hora / cuando lo alcance la tribulación". Mi solución se apoya en la doble redundancia en 6 y 9, en el principio del paralelismo aun a distancia, en los pronombres personales.
La inundación o avenida, real o metafórica, es conocida: Is 28,3.15.17s; Ez 13,11.13; Sal 69,3.16.

32,7 También es dudoso "grito: ¡Socorro!". Alternativa: "clamor de liberación".

32,8 Supongo que habla el Señor y tomo las dos últimas palabras hebreas como oración nominal: "sobre ti mis ojos". Las piezas de 6 y 9 combinadas y colocadas aquí hacen eco a 6b, que lo dice en tercera persona.

32,9 Los animales representan la postura irracional. Ser racional es ser razonable, dejarse guiar del Señor con consejos, no a palos: cfr. Prov 26,3.

32,10 El malvado es también el irracional, que sufre desgracias y no entiende su sentido.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Pablo cita los primeros versos en Rom 4,7s como ejemplo de salvación gratuita de Dios; y como el salmo habla de "hombre", el principio vale para cualquiera. Sobre la confesión compárese con 1 Jn 1,8.