lunes, 6 de diciembre de 2010

SALMO 41 (40).

2 Dichoso el que cuida del desvalido:
el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
3 El Señor lo guardará y conservará en vida,
y será dichoso en la tierra
no lo entregará a la saña de sus enemigos.
4 El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
volcará la camilla de su enfermedad.

5 Yo dije: "Señor, ten piedad,
sana mi vida, que he pecado contra ti.

6 Mis enemigos dicen maldades de mí:
"¿Cuándo morirá y se acabará su apellido?"
7 El que entra a visitarme
dice mentiras, se guarda la maldad,
sale a la calle y lo comenta.
8 Mis adversarios se reúnen a murmurar de mí,
hacen cálculos siniestros:
9 "Ha contraído un mal sin remedio;
el que se ha acostado no se levantará".
10 Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
y compartía mi pan
sobresale en traicionarme.

11 Tú, Señor, ten piedad y ponme en pie
para que les dé su merecido.
12 En esto conozco que me quieres:
que mi enemigo no cantará victoria.
13 Tú me has conservado mi integridad,
me establecerás en tu presencia para siempre.

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Bendito sea el Señor Dios de Israel
desde siempre y por siempre.
Amén, amén.






El último salmo de la primera colección empieza por una bienaventuranza, que es proyección de una experiencia personal al plano de la categoría. El caso particular se generaliza y el género acoge el caso. Es ejemplo típico de súplica de un enfermo. Lo peculiar de este caso es que el enfermo es un hombre caritativo que solía ocuparse de los pobres; en atención a ello, espera que Dios se ocupe ahora de él. El cuerpo de la súplica (5-14) está contenido en la inclusión de la primera persona.

Enfermedad y hostilidad. Es llamativo que en el salterio el enfermo grave no provoca sentimientos de compasión. Los rivales del orante parecen estar esperando la enfermedad para desatarse, y aun los amigos flaquean en la coyuntura. ¿Es convención del género o está condicionado por creencias y costumbres de la época? La medicina de entonces no disponía de medios. Más fácilmente se curaban las heridas que las enfermedades. El levítico diagnostica, no trata la dolencia. El enfermo puede ser una carga para la familia, una amenaza de contagio. El enfermo ha sido "tocado" por Dios o castigado por una culpa.

Pues bien, las rivalidades y enemistades latentes o patentes en aquella sociedad parecen excitarse cuando el rival o enemigo ha caído enfermo: lo que deseaban y estaban esperando; sin que ellos se manchen las manos, Dios se encarga de él. Se hace una visita de cortesía disimulando, otros son los comentarios en la calle. Si el paciente no los escucha, los imagina. Y no puede defenderse: también él se siente tocado por Dios. Por si fuera poco, incluso los amigos se acordaban, se dejan llevar de comentarios malignos.

En tal situación de desolada soledad, al enfermo no le queda más que dirigirse a Dios, recordándole sus obras de beneficencia. Sano y restablecido, podrá darles su merecido a los rivales, que no han logrado cantar triunfo.

41,2 El día "aciago" o malo se especifica en 6a y 8b. Dios se encarga de pagar un favor que el menesteroso no puede pagar.

41,4 Dado que el término hebreo puede significar lecho o yacija y también el hecho de guardar la cama, la frase puede significar "volcar" la yacija, que ya no hace falta, o cambiar la postura del enfermo.

41,5 La enfermedad queda teológicamente explicada o justificada y la curación es acto de piedad divina.

41,6-10 Dimensión social de la enfermedad. Si el pecado la explica y justifica, no justifica la conducta de rivales y amigos. A un Dios airado se le puede suplicar humildemente, a un enemigo despiadado, no. Sólo cabe descubrir y denunciar su actitud injusta para mover a Dios e intervenir. El poeta introduce un pequeño cuadro de costumbres.

41,6 "Acabarse el apellido" es morir sin descendencia.

41,7 El texto es dudoso, de tres hemistiquios: procuro salvarlo atendiendo al paralelismo y al contexto.

41,8 El primer verbo se deriva del sustantivo ihsh, que significa hechicería, conjuro. En el contenido, palabras de eficacia mágica y funesta contra alguien; en la forma un susurrar o musitar fórmulas apenas audibles e ininteligibles. Algunos comentaristas toman el contenido a la letra y suponen un grupo de adversarios que recurren a artes mágicas para causar la enfermedad o para agravarla o para impedir la curación. Véase Dt 18,10-12. Otros comentaristas toman del verbo la forma: el tono, sigilo.

41,9 "Ha contrajido": a la letra, se la ha infundido. En la teoría del encantamiento, el conjuro ha penetrado y desarrollará dentro su eficacia.

41,10 "Come mi pan": como protegido a quien sustento o como invitado a mi mesa: es un comensal de confianza.

41,11 "Tú" enfático: tú en cambio. Convoca a Dios contra la coalición de rivales y amigos. Y reparte las tareas: tú ponme en pie; de darles su merecido me encargo yo.

41,12 El amor de Dios se manifestará en la salud del orante y en sus relaciones sociales; no puede quedar en pura relación espiritual, al margen de la situación compleja del hombre. En lo corporal y social se realiza la experiencia profunda y cierta.

41,13 Verso fianl en que están solos el orante y su Dios. Tomo "integridad" en sentido físico, como Job 21,23.

41,14 Verso añadido para cerrar la primera colección de salmos.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Jn 13,18 pone en boca de Jesús parte del v.10. Y los antiguos lo extienden a todo el salmo: pobre y desvalido en su encarnación (2 Cor 8,9); carga con nuestros pecados; no triunfa de él el último enemigo (1 Cor 15,25).