domingo, 27 de febrero de 2011

SALMO 47 (46)

2 Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo
3 porque el Señor es altísimo y terrible,
emperador de toda la tierra.
4 El nos somete pueblos,
nos sojuzga naciones.
5 Nos escoge nuestra heredad,
el orgullo de Jacob, su amado.
6 Ascendió Dios entre aclamaciones,
el Señor a toque de trompeta.


7 Tañed para Dios, tañed,
tañed para nuestro rey, tañed,
8 porque Dios es rey de toda la tierra:
tañed con maestría.
9 Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su santo trono.
10 Príncipes paganos se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán,
porque de Dios son los escudos de la tierra
y él es sublime.




47 La comunidad festeja a Yhwh como rey nacional y universal. "Ex-alt-ación" viene de "alto" y se apoya en el valor simbólico que para el hombre, animal vertical, tiene lo alto respecto a lo bajo. El rey sube y se sienta en el trono, súbdito y vasallos lo aclaman con acompañamiento de música. Ese rey no es extranjero: es nada menos que Dios y su nombre es Yhwh. Puede ilustrar el salmo los relatos de 1 Re 1; 2 Re 11; 2 Sm 6.

¿Se trata de un simple texto poético o es el texto de una ceremonia litúrgica? En el segundo caso habrá que imaginar la presencia de Yhwh en el arca. Un heraldo invita a la concurrencia, que responde con aplausos y aclamaciones, mientras suena la trompeta heráldica. Sube la procesión por la colina de Sión, penetra en el recinto del templo y el arca es conducida a su lugar, el camarín. Se pregunta si la ceremonia fue un hecho único, fundacional, o si se repetía periódicamente.

Sea real o no la reconstrucción imaginativa, el salmo proclama la realeza de Yhwh y su reino universal. Dar al Dios nacional el título de rey podría ser importación cultural; la relación de alianza podía favorecerlo: véase 1 Sm 8,7s. Sobre el universalismo el salmo ofrece varios datos: compete a Yhwh el dominio universal (3.8s); escoge un pueblo al que somete otras naciones (4); al pueblo escogido se agregan o incorporan príncipes extranjeros (¿con sus pueblos?).

La composición es de doble onda, con marcados paralelismos: 2=7, 3=8, 6=9b y final de 10; así se destada la asimetría de 4-5 y 10a.

47,2 En un invitatorio clásico figuran como destinatarios todos los pueblos. Si debieran aclamar solo a ´elohim= Dios, no sería extraño; pero el verso inmediato individualiza. La invitación suena como hipérbole, quizá como utopía.

47,3 Nombre y títulos. Se llama Yhwh, es el "Altísimo": cfr. Gn 14,18-22, y 21 veces en el salterio. Es "terrible", impresionante, temible por su poder, respetable por su majestad. Es "emperador" universal: para el título humano, is 36,4.13.

47,4-6 Sigue una motivación nacional, nacionalista, que se puede leer como estilización de la historia. En efecto: pueblos sometidos = victoria sobre reyes cananeos con expulsión o sujeción, entrega de una heredad = territorio entregado al pueblo, entronización de Yhwh = instalación del arca en Jerusalén.
Con desplazamiento de sentido se cantaría a la vuelta del destierro. Pero esta motivación nacional ¿puede convencer a otros pueblos?

47,4 "Bajo los pies" se humilla el cuello del vencido: Jos 10,24; Is 51,23; Bar 4,25.

47,5 La sintaxis es ambigua. Interpreto: la heredad escogida y entregada es nuestro orgullo, de Jacob, el patriarca amado o predilecto.

47,6 El verbo está en perfecto; es uno de los verbos clásicos de la salida de Egipto hacia Canaán. Sueja a paradoja que el Dios "Altísmo" ascienda.

47,9 El trono está en el cielo (Sal 93,2; 103,19; Is 66,1), en Jerusalén o SIón (Jr 17,12), en el templo (Is 6,1; Ez 43,7).

47,10a Acepto la lectura enmndada ´im ´am (haplografía). Los llama "príncipes" quizá para no llamarlos reyes (cfr. Sal 83,12). "Dios de Abrahán" abarca un horizonte universal, según Gn 17,5s.

47,10b. Los "escudos" pueden ser emblema de poder: 1 Re 10,17; 14,26s.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA

El tema de la realeza, de Dios Padre y de Jesucristo, atraviesa el NT y culmina en el Apocalipsis. El tema de la ascensión, sin perder su carácter de símbolo, adquiere un realismo nuevo aplicado a Cristo. Es el gran principio narrativo unificador de Lc 9,51 en adelante. También suena en Ef 4,9; Flp 2,5-11. La liturgia canta este salmo en la fiesta de la Ascensión.

SALMO 46 (45)

2 Dios es para nosotros refugio y fortaleza,
auxilio en los asedios, del todo disponible.
3 Por eso no tememos aunque se trastorne la tierra
y los montes vacilen en alta mar.
4 Que hiervan y bramen sus aguas,
que sacudan los montes con su oleaje.

(El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob).

5 Un río cn sus acequias alegra
la ciudad de Dios:
santuario de la morada del Altísimo.
6 Con Dios en medio de ella, no vacila:
al despuntar la aurora la auxilia Dios.
7 Pueblos retumban, reyes se agitan;
él lanza su trueno, se tambalea la tierra.

8 El Señor de los ejércitos está con nosotros ,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

9 Venid a ver las obras del Señor,
los espantos que provocan en la tierra:
10 Pone fin a las guerras
hasta el confín del orbe:
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los carros.
11 Rendíos y reconoced que soy Dios,
excelso sobre los pueblos, excelso sobre la tierra.

12 El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro auxilio es el Dios de Jacob.



46 Oración comunitaria de confianza, fundada en la presencia de Dios en la ciudad santa, en el templo. La situación conjurada en el poema es un asalto a la ciudad, frustrado por intervención divina. El poema está formalmente articulado por un estribillo (el copista se olvidó de copiarlo después del v.4) en tres estrofas o cuadros. El estribillo es síntesis conclusiva o tema generador del poema. Y el primer verso concuerda con el estribillo.

El Señor del cosmos, del mundo estelar, es el Dios nuestro, de Jacob. El Dios que domina los astros es "para nosotros" un alcázar; o sea, construcción defensiva frente a ataques o asaltos. Encumbrado e inaccesible al ataque enemigo, está "perfectamente accesible" a nosotros. El templo centra el salmo, pero no debe ofuscar el carácter personal: el alcázar es Dios mismo.

Imágenes. Podemos apreciar la función del "agua" construyendo un modelo genético. La ciudad se asienta en una colina, en medio de la cual sobresale el templo. La cercan y atacan ejércitos enemigos, que mugen y se agitan como una marea amenazadora; como el tumulto del océano caótico y primordial contra el orden de tierra y montañas. La ciudad se siente segura con su agua apacible y vital. Lo puede ilustrar Is 8,6s.

El poeta invierte el presunto orden genético para servirnos primero la visión cósmica, imprimiendo profundidad y trascendencia al acontecimiento histórico. Traba historia con creación, coloca a Jerusalén en el centro del universo y sobre ella al Señor de los astros en el cielo y de un pueblo en la tierra.

46,2-4 La tierra, firmemente fundada por Dios sobre las aguas (Sal 24,2; 136,6), "se trastorna": se contagia de la movilidad y agitación oceánica. Los montes, aplomados para siempre (Sal 65,7), tiemblan y son engullidos por el océano. Predominan los efectos sonoros sobre los visuales. Como en un diluvio desde abajo (Gn 7,11), parece que vamos a volver al caos primordial: ¿queda un arca de salvación? La ciudad no teme, porque dispone de un refugio no fabricado por hombres: Dios en persona.

46,5-8 Hay una ciudad "divina" (Sal 87,3; Is 60,14) en la cual el agua desempeña la función benéfica opuesta. Con un río o corriente que se reparte en acequias (cfr. Sal 137,2). Agua apacible y fecundadora, a la que no alcanza la agitación agresiva del océano; agua una y plural que alegra y festeja a la ciudad. Compárese con Is 33,17-24.

46,6-7 A la ciudad se acerca un asedio estrecho: está dicho con el lenguaje de la agresión cósmica. A defenderla sale su Campeón: "Al despuntar la aurora" suceden el asalto y la derrota (Jos 8,10; Jue 20,19; Is 17,14 etc). Un trueno teofánico (Jr 25,30; Jl 2,11), voz de Dios, sacude la tierra y desbarata al enemigo.

46,7 Se puede traducir "reyes" o reinos, monarquías.

46,9-11 La tercera estrofa inscribe su material etre dos binas de imperativos: "venid y presenciad", dirigido a los vecinos de la ciudad; "rendíos y reconoced", dirigido a los agresores. El Señor se reserva toda la actividad, la comunidad es invitada a "presenciar": como en Éx 14,13s.31. Y Dios no se contenta con derrotar al enemigo, porque quiere acabar también con la guerra y sus pertrechos. Compárese con Is 2,1-4.

46,11 Reconocimiento extraído con el fracaso de la acción bélica, no gozoso y espontáneo.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

En clave cristológica, los autores antiguos se fijan en la exaltación de Jesucristo resucitado y en la corriente de agua que brota de él. En clave eclesiológica, lo refieren a la Iglesia terrestre, que tiene presente al Señor, y a la celste, según Ap 22.

domingo, 6 de febrero de 2011

SALMO 45 (44)*

2 Me brota del corazón un tema bello,
dedico mi poema a un rey,
mi lengua es ágil pluma de escribano.

3 Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se difunde la gracia,
porque Dios te bendice para siempre.

4 Cíñete al flanco la espada, valiente,
es tu gala y tu orgullo;
5 cabalga victorioso por la verdad y la justicia;
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
6 Tus flechas son agudas, se te rinden ejércitos,
se acobardan los enemigos del rey.

7 Tu trono, como el de un Dios
permanece por siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real.
8 Amas la justicia y odias la iniquidad,
por eso, entre todos tus compañeros,
Dios, tu Dios te ha ungido
con perfume de fiesta.

9 A mirra, áloe y acacia
huelen tus vestidos,
y en las salas de marfiles
te festejan las arpas.
10 Hijas de reyes vienen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.

11 -Escucha, hija, mira, presta oído:
olvida tu pueblo y la casa paterna:
12 prendado está el rey de tu belleza;
ríndele homenaje, que él es tu señor.
13 La ciudad de Tiro vendrá con regalos,
los magnates buscarán tu favor.

14 Con todos los honores entra la princesa
vestida de tisú de oro y brocados.
15 La conducen hasta el rey.
Un séquito de vírgenes la sigue:
16 las llevan con alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

17 -A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por todo el país.
18 Quiero hacer memorable tu nombre
generación tras generación;
así los pueblos te darán gracias
por los siglos de los siglos.



45 Epitalamio real, o sea, canto dedicado a un rey el día de su boda. Es excepcional el papel consciente del poeta enmarcando su poema (2 y 18). Un ambiente festivo, regio, envuelve la escena: salones lujosos, música, vestidos suntuosos, princesas, magnates... Tiene una leve semejanza con Cant 3,6-11, nada con el resto del Cantar.

Personajes. El rey se presenta con sus dotes naturales de belleza y elocuencia, su amor a la justicia que ha justificado su elección. Tres objetos emblemáticos representan el reinado: la espada = guerra, el cetro = gobierno, el trono = dinastía. La novia es una princesa real de la que el rey está enamorado. Queda un tercer personaje, que está en pie junto al monarca: no es la novia, que todavía no ha llegado; no es la reina consorte, que no existe en Israel. Por la institución de la poligamia, el título de reina o de "señora" lo lleva la madre del reinante o del heredero designado. A este propósito hay que comparar 1 Re 1,16.28 con 2,19 y considerar los siguientes textos: 2 Re 10,13; 24,12.25; 9,22; y todos aquéllos en que se aduce el nombre de la madre de cada rey. (Neh 2,6 introduce una costumbre persa).

Así el salmo discurre sin tropiezos. Un rey guapo y elocuente, victorioso en las batallas y gobernante justo, va a celebrar una boda. Tiene varias pretendientes de sangre real, él se ha enamorado de una. Las demás se retiran y la princesa escogida es conducida al rey que, junto a su madre, la espera; mientras un séquito es introducido en palacio. El poeta promete al rey hijos, que recibirán cargos públicos (y uno, se supone, será el sucesor).

El cuerpo del salmo se reparte por temas en dos secciones. La primera (3-8) es una loa del rey por sus cualidades y funciones. La segunda (9-16) describe la fiesta de la boda, y concluye (17) haciendo votos por el rey.

45,2 El poeta hace una confesión literaria desusada en el AT y por ello más interesante. La creación literaria sucede en tres tiempos: concebir - pronunciar - escribir. En medio la "obra", en que cristaliza la "palabra". La génesis mental pone al poeta en trance, es como una "ebullición". En contraste, la declamación o dicción fluye sin trabas, como cuando un escribano de oficio escribe al dictado, sin pararse a pensar. El análisis del poema, de su composición calculada, de sus refinamientos sonoros, delatan la artesanía laboriosa y feliz, más que la genial felicidad.

45,3 De Saúl se ponderaba la corpulencia (1 Sm 10,23); de David la belleza (1 Sm 16,12; 17,42); de Salomón la prudencia (1 Re 3). La "bendición" de Dios puede referirse a las dotes naturales precedentes y puede abarcar la actividad toda del rey.Es "permanente", no se retracta ni retira.

45,4-6 La actividad militar ocupa una extensión desproporcionada. Es bastante movida en la disposición de los componentes, en parte tradicionales.

45,4 Leo "nwh" como partícula causal "por, a favor de". Otros lo leen como sustantivo, abstracto por concreto, "a favor de los oprimidos"; otros leen la virtud de la "humildad" atribudia al rey.
La "diestra amaestra" al rey; en Sal 18,35 es oficio de Dios.

45,6 "Se acobardan": a la letra "caen de corazón". Otros unen el verbo con las flechas, que "atraviesan el corazón". Por el contexto bélico traduzco "ejércitos", pero también cabe traducir "pueblos".

45,7 "Como el de un Dios": duplicando una consonante K. La perpetuidad del trono se promete en el gran oráculo dinástico: 2 Sm 7,13; y se repite en 1 Re 9,5. Si se lee vocativo, otorga título de Dios al rey. Leyendo adjetivo, resulta "trono divino", concedido o garantizado por Dios. La "vara recta" es a la vez el "cetro justo".

45,8 Entre todos los pretendientes legítimos uno solo sucede al rey y se sienta en el trono. Es consagrado con la unción, para la que se emplea un ungüento precioso, festivo. El rey es "el Ungido".

45,9-16. La fiesta tiene más movimiento. Sólo que el poeta no da direcciones escénicas, se las deja a la imaginación del lector. Creo distinguir tres escenas. En la primera vemos al rey, asistido por la reina madre, ambos ricamente ataviados; suena música en el salón de la corte; acuden princesas pretendientes. En la segunda alguien, un funcionario real pide el consentimiento a la princesa elegida (cfr. 1 Sm 25,40s). En la tercera la novia y su séquito son conducidos hacia el salón interior.

45,9 Los vestidos se conservaban en un arcón con hierbas o preparaciones aromáticas. Los salones estaban quizá chapeados de marfil: 1 Re 10,18; 22,39; Am 3,15.

45,10 !A tu encuentro": corrigiendo el texto. Otras lecturas: preciosas, con alhajas, en tus muros, bajo tu techo. La "reina" madre, según lo explicado.

45,11 Se invierten los papeles de Gn 2,24, donde se dice del varón que abandona a sus padres. Aquí le toca a ella.

45,12 En una época en que muchas bodas reales, dentro de la poligamia, eran actos de política internacional, es notable oír que el rey está enamorado. También la novia tiene que reconocer al rey como señor y rendirle homenaje.

45,13 Tiro era el gran emporio comercial del Mediterráneo. Los "magnates" son probablemente paisanos que desean beneficiarse de la influencia de que goza la conserte del rey.

45,14 Como un cronista de sociedad que describe el traje de la novia.

45,15-16 El séquito de muchachas no es conducido directamente al rey, sino al "palacio real". ¿Son damas que servirán a la nueva consorte? ¿Son jóvenes destinadas al harén real? El poeta sorprende su alegría.

45,17 "En vez de" significa también sucediendo a. El poeta piensa en la cadena de la sucesión real: el rey presente es eslabón entre antecesores y sucesores.

45,18 Los hijos y el nombre son la perpetuidad del israelita (Eclo 40,19), y esos son los auspicios del poeta. El quiere ser notario del hecho con su voz poética. La bendición de Dios era perpetua (3), perpetuo es el trono dinástico (7), perpetuo será el nombre. ¡Sólo que el poema no pronuncia el nombre del rey!

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Heb 1,8s cita los versos 7-8. Toda la tradición ha leído este salmo como mesiánico; incluso en sentido literal; la liturgia lo escoge para las fiestas del Señor. Meditado en clave cristiana adquiere valor cristológico, Jesucristo rey, y eclesiológico, la iglesia esposa.

SALMO 44 (43).

2 Oh Dios, con nuestros oídos lo escuchamos,
nuestros padres nos lo contaron:
la obra que obraste en sus días,
3 antaño: Tú, tu mano.
Desposeíste naciones, los plantaste a ellos,
trituraste naciones, los hiciste prosperar a ellos.
4 Pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
su brazo no les dio la victoria;
sino tu diestra y tu brazo
y la luz de tu rostro; pues los amabas.

5 ¡Tú eres mi Rey y mi Dios,
que asignas las victorias a Jacob!
6 Con tu auxilio acorneamos al enemigo,
en tu nombre pisoteamos al agresor.
7 Pues no confío en mi arco,
mi espada no me da la victoria;
8 Tú nos das la victoria sobre el enemigo
y derrotas a nuestros adversarios.
9 Nuestra gloria es Dios en todo tiempo,
siempre damos gracias a tu nombre.

10 Ahora en cambio nos rechazas, nos avergüenzas
y no sales con nuestras tropas.
11 Nos haces retroceder ante el enemigo
y nuestro adversario nos saquea.
12 Nos entregas como ovejas para el consumo
y nos dispersas entre los paganos.
13 Vendes a tu pueblo por una miseria,
no ganas mucho en la venta.
14 Nos has hecho el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean.
15 Nos has hecho el refrán de los paganos,
nos hacen muecas las naciones.
16 Tengo siempre delante mi deshonra,
la vergüenza me cubre la cara,
17 al oír insultos e injurias,
al ver al enemigo agresivo.

18 Todo esto nos sucede sin haberte olvidado,
sin haber renegado de tu alianza.
19 No se hechó atrás nuestro corazón,
no se desviaron nuestros pasos de tu senda.
20 Pero nos trituraste en la guarida del Dragón,
nos cubriste de tinieblas.
21 Si hubiéramos olvidado
el nombre de nuestro Dios
y extendido las palmas a un dios extranjero,
22 ¿no lo habría averiguado Dios,
el que penetra los secretos del corazón?
23 Por tu causa nos matan a cada momento,
nos traían como a ovejas de matanza.

24 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
Espabílate, no nos rechaces más.
25 ¿Por qué escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
26 Nuestro aliento se hunde en el polvo
y el vientre se pega al suelo.
27 ¡Levántate a socorrernos,
redímenos, por tu lealtad!




44 Súplica comunitaria en una desgracia nacional. La situación, histórica o típica, es una grave derrota militar con sus consecuencias. ¿Se refiere a la conquista de Samaría por los asirios?, ¿o a la de Judá por los babilonios? El presente salmo, al contrario del 74, no alude a la ciudad ni al templo. Los rasgos descriptivos son genéricos. Si el salmo ha sido compuesto en una situación histórica concreta, el poema se desprende de ella y se hace disponible para situaciones semejantes. La disposición de los materiales es lineal, en extensión descendente. Diez versos recuerdan beneficios pretéritos, ocho describen la trágica situación actual, seis forman la protesta de inocencia, cuatro pronuncian la súplica.

El reo inocente. Es normal en súplicas individuales o colectivas confesar el pecado, que justifica el castigo, y pedir perdón. En este salmo la comunidad se proclama inocente respecto a los compromisos de la alianza: reconoce a Yhwh como "mi Dios" (5 corregido), no acude a "dioses extraños" (21), no desvirtúa "tu alianza" (18). El soberano estaba ligado con el vasallo por el compromiso de "lealtad" (27): cuando la ocupación de la tierra los cumplió; ahora parece haberse desentendido. El pueblo vive en y de la memoria (2.18a.21); el Señor parece "olvidarse" (25) o "estar dormido" (24).

El soberano de la historia. En una concepción politeísta, el planteamiento tendría otra salida: la desgracia de Israel era obra de una deidad extranjera más poderosa. Eso es imposible para la fe yavista. La comunidad niega enfáticamente su protagonismo (4.7s) para afirmar el de Yhwh (3-5.7s): compárese con Is 45,7; Dt 32,36-39. Por tanto, si de la desgracia el enemigo es mero ejecutor, si el pueblo no ha dado motivo para tal castido, toda la responsabilidad es de Dios.

La presencia y acción de Dios, proclamadas en medio de la tragedia, delatan una espiritualidad robusta, inconmovible. Quizá por ello no haga falta la acción de gracias prometida o anticipada.

44,2-9 Forman el primer bloque, enmarcado por la inclusión de "Dios". Cinco versos se remontan al pasado remoto, en tecera persona, otro cinco mencionan experiencias próximas, en primera persona.

44,2 Alude al principio de la tradición, ejemplarmente propuesto por el Sal 78. Paradójicamente, la memoria se va a volver contra Dios.

44,3 Si entendemos el último verbo hebreo como "hacer salir, despedir", quedaría al final el primer acto de la liberación. Si le damos valor vegetal (Is 16,8; Cant 4,13), prolonga la imagen del "planta": véase el desarrollo del salmo 80.

44,4a La negación es dialéctica, se subordina a la afirmación siguiente. Tampoco en el campo de la confianza admite el Señor rivales. Pero léase este verso sobre el fondo de las batallas de Josué.

44,4b La fuerza de este verso reside en el contraste y en la asimetría rítmica que realza la última cláusula "los amabas". La "luz del rostro" podría entenderse como resplandor que desbarata al enemigo (Gn 19,11; 2 Re 6,18); pero normalmente significa la actitud benévola (Sal 89,16; Job 29,24).

44,5 En primera persona del singular, como pronunciado por el presidente litúrgico. Se puede escuchar como acto formal de vasallaje; el salmo no tiene sitio para reyes ni jefes ni pastores humanos. "Asignas": su soberanía también es militar.

44,6 En primera persona de plural, con las metáforas bélicas de acornear (1 Re 22,11; Dt 33,17; Sal 75) y pisotear (Sal 60,14; Is 14,24; 63,6).

44,7-8. En el salterio, con excepción de 72,4.13, la salvación o victoria siempre se atribuye a Dios.

44,9 El hombre no debe gloriarse del propio éxito; debe gloriarse siempre y sólo de Dios: véase Jr 9,22s.

44,10-17 Los ocho versos del segundo bloque afirman categóricamente: también nuestras derrotas son acción de Dios. De lo contrario, serían mérito del enemigo, que quedaría exento del principio teológico de no gloriarse y negaría a Yhwh su soberanía: como el Senaquerib de Is 10,11-13. Dios aborrece la jactancia de los enemigos no menos que la de su pueblo: Dt 32,27s. Esta segunda sección no es menos confesión que la primera, sólo que cambiando los papeles: ahora la victoria es ajena y la derrota nuestra. Pero el sujeto es el mismo: el Señor.

44,10 "No sales con nuestras tropas": como Sal 60,12; son los "escuadrones" del Señor según Éx 7,4; 12,17.41. Podría aludir a la vieja usanza de sacar a campaña el paladión, el arca de la alianza: 1 Sm 4,6-9.

44,11 Dos etapas de la guerra: retirada o huida y saqueo legítimo: 1 Sm 23,1; Is 10,13.

44,12 Otra etapa de la derrota: matanza y deportación. "Consumo" puede significar la explotación, como en Dt 7,16; Nm 13,22, o también la matanza (23). "Dispersar" o aventar es fragmentar en comunidades pequeñas y diseminadas.

44,13 Imagen comercial: Dios es el ganadero o traficante que ha puesto en venta su rebaño y lo ha tasado por lo bajo: no ha sido un negocio.

44,14-17 Última consecuencia de la derrota militar es la derrota moral, bien amplificada con sinónimos. Es el descrédito, desprestigio, el convertirse en escarnio y burla y befa de todos.

44,18-23 Tercer bloque, con una cuña (20). Son una confesión negativa. No olvidar a la otra parte y no pactar con extraños responde al primer mandamiento; no invalidar a la otra parte y no pactar con extraños responde al primer mandamiento; no invalidad la alianza incluye todas sus cláusulas; "corazón y pasos" sintetizan actitudes y conducta. El pueblo somete confíadamente el veredicto de su conciencia al veredicto de Dios, que lo conoce todo. Sufrimos "por tu causa", no por nuestra culpa.

44,18 "Renegar": sería felonía o rebelión del vasallo. Compárese con Sal 89,39s.

44,20 Verso dudoso. Los verbos significan triturar y cubrir. El lugar: el texto hebreo habla de "chacales", es decir lugar desolado, según Is 34,13; 35,7; Jr 9,10; 49,33; 51,37. Con cambio de una letra, algunos manuscritos antiguos dicen Dragón, el monstruo que representa las fuerzas del caos según Is 27,1; 51,9; Sal 74,13; Jr 51,34. Esto nos da una lectura trascendente: el lugar del Dragón y las tinieblas son el reino de la Muerte.

44,21 Equivale a apostasía e idolatría formal, con sus dos vertientes.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Pablo cita el v.23 en Rom 8,36 y en 37 resuela el v.4b. Quizá aluda a ello en 1 Cor 15,31 y 2 Cor 4,11. Autores antiguos recuerdan la "salvación" enviada (5) en Jesucristo, y recuerdan su despertar en Mt 8,25. Aplicado a la Iglesia, el salmo expresa sus persecuciones y martirios,