sábado, 16 de abril de 2011

SALMO 48 (47) (46)

2 ¡Grande es el Señor! y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios.
3 Su monte santo, colina hermosa,
gozo de toda la tierra.
El Monte Sión, vértice del cielo,
capital del Emperador.
4 Dios entre sus palacios
descuella como alcázar.

5 Mirad, los reyes se aliaron,
marcharon juntos:
6 sólo verlo, quedaron aterrados,
huyeron despavoridos.
7 Allí los atenazó un temblor,
espasmos como de parturienta:
8 como viento solano que hace naufragar
navíos de Tarsis.

9 Lo que oímos lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los Ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios,
que el Señor la ha afianzado para siempre.

10 Meditamos, oh Dios, tu lealtad
en medio de tu templo:
11 Como tu renombre, Dios, tu alabanza
llega al confín del mundo.
Tu diestra está llena de justicia:
12 lo festeja el Monte de Sión,
los poblados de Judá se alegran
de tus sentencias.

13 Dad vueltas en torno a Sión,
contad sus torreones,
14 fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder contarle a la próxima generación:
15 ¡Éste es Dios!
nuestro Dios eterno,
nuestro guía perpetuo.



48 El salmo se sitúa entre el himno y la acción de gracias a Dios por haber librado la ciudad de un ataque enemigo. Como ilustración se puede escoger el cerco frustrado de Senaquerib según Is 37. El comienzo tiene varias relaciones verbales con el final del precedente. El salmo entero está lleno de enlaces temáticos y verbales con el 46: se podrían leer unidos. Si tomamos el v.9 como centro, a cada lado se colocan dos estrofas de cuatro versos.

El poema está dominado por la presencia correlativa de la ciudad y de Dios. Acumula las referencias espaciales y reitera el nombre de Dios. Si con su presencia Dios engrandece la ciudad, ésta con su contorno ¿no empequeñece a su Dios? El salmo tiene que romper límites y abrir espacios de trascendencia.

En él conviven tres mundos: belleza, poder militar, justicia. La belleza puede infundir terror (6s) -como dice Cant 6,4s comparando a la amada con una ciudad-; la justicia es fuente de alegría (11s).

En un punto de la tierra se vislumbra la altura sublime del monte de la divinidad; en un punto de la historia se adivina una perpetuidad sin límites.

48,2-4 La primera estrofa desgrana una serie de piropos en oraciones nominales; pero más que el lugar interesa el inquilino. "Monte Santo" equivale a consagrado a la divinidad. "Bello" es adjetivo de localidades en Israel, como Tirsa o Jafa o Naín, y en otras culturas, como Schönstadt o Vallehermoso o Bellavista. "Gozo de toda la tierra": Lam 2,15; envidia de otras montañas: Sal 68,17. "Vértice celeste" equivale a la montaña mítica de los dioses, Monte Casio, Olimpo etc.: cfr. Is 14,15.

48,4 Sorprende la personalización: Dios se "manifiesta como alcázar" o ciudadela. Él con su presencia, es la última defensa de la ciudad.

48,5-8 La segunda estrofa explica lo anterior con un caso.

48,5-6 A los sustantivos acumulados siguen los verbos acumulados. Alianza, marcha, llegada y fuga se suceden con rapídez y sin pausa. El tema de la alianza de enemigos se hace tópico, penetra en la escatología y la ficción: Ez 38-39; Zac 14,2s; Jdt.

48,7-8 Sorprende la imagen del naufragio: porque el asalto era terrestre y porque Israel no era pueblo marinero. El viento solano, nacido en el desierto y abalanzado sobre el mar, adquiere prestigio de teofanía, como viento que Dios desencadena. El naufragio representa metafóricamente el inútil poderío de los ejércitos. Navíos de alto porte figuran como representantes del orgullo humano en la lista de Is 2,12-17, y Tiro aparece en figura de navío en Ez 27.

48,9 Verso central. Lo que conocían por tradicción, lo conocen ahora por experiencia; como testigos, un día tendrán que trasmitirlo a los sucesores. "Afianzada": Is 62,7, pues también la fundó: Hab 2,12; Sal 87,5.

48,10-12 El tema gira en dirección inesperada, aunque lógica. Para los que sólo veían, la ciudad era manifestación de belleza y poder militar. Los que además meditan descubren obras virtudes divinas: lealtad y justicia. No hay belleza si la contamina la injusticia; el poder militar se justifica por la justa causa (Sal 45,5).

48,11b-12 "Justicia" y "decisiones (justas)", en posición quiástica abarcan todo un sistema de gobierno y son fuente de gozo.

48,13-15 Nuevo cambio en la cuarta estrofa. Los que hablaban en primera persona se dirigen a un grupo no definido. Los complementos de los imperativos producen cierta tensión: examinad la ciudad para hablar... de Dios. Como quien dice, estudiad arquitectura para explicar teología.

El final nos sorprende con un salto a otra esfera imaginativa: "él nos guía siempre"; algo semejante al final del Sal 23.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La clave es la ecuación Sión = Iglesia. El tema de la belleza suena en Ef 5,27; el de la victoria contra los agresores en Mt 16,18. El Apocalipsis recoge temas del salmo en su presentación de la Iglesia: la ciudad 3,12; 21,2; los agresores 17,1; 18,20; 19,11; pero no hay templo 21,22. Los antiguos intepretan: oír las profecías - ver el cumplimiento.

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