martes, 27 de julio de 2010

SALMO 26 (25)

1 Júzgame, Señor, que procedo honradamente,
confiado en el Señor no flaqueo.
2 Escrútame, Señor, ponme a prueba,
aquilata mis entrañas y mi corazón;
3 porque tengo ante los ojos tu lealtad
y procedo según tu fidelidad.

4 No me siento con gente falsa,
con los clandestinos no voy;
5 detesto la banda de malhechores,
con los malvados no me siento.

6 Me lavo purificándome las palmas
y doy vueltas en torno a tu altar,
7 haciendo oír mi acción de gracias
y contando tus maravillas.
8 Señor, yo amo la casa donde moras,
el lugar donde reside tu Gloria.
9 No me quites el alma con los pecadores
ni con los sanguinarios la vida;
10 que en su izquierda llevan infamias
y llenan su derecha de sobornos.
11 Yo en cambio procedo honradamente:
sálvame, ten piedad de mí;
12 mi pie se mantiene en el camino recto,
en la asamblea bendeciré al Señor.


El salmo encaja bastante bien en un juicio de apelación, sea real y objetivo, sea exresión estilizada de una experiencia espiritual. La primera palabra es "júzgame". Ante el juez comparece el orante y protesta de su inocencia (1.3.11.12). Su conducta incluye actos externos, observables, y una zona interna, "corazón y riñones", patente a Dios (2). El orante comparece frente a un grupo anónimo, del cual se distancia en la conducta (4-5 cfr. Sal 1,1; Sab 2) y pide no ser confundido en la sentencia (9). Pero no presenta un caso concreto, sino afirmaciones de conjunto y genéricas.

Leído como imitación literaria, su sentido se puede resumir así: La conciencia no me acusa de delitos graves; por eso, me someto al juicio de Dios; compárese con Prov 16,2; 21,2. Pero el orante no alega sólo su inocencia; confía en el Señor (1b), cuenta con su lealtad y fidelidad (3), pide compasión y liberación (11b); compárese con la confesión de Pablo en 1 Cor 4,3s. Además se refiere a delitos graves (9), no a toda clase de faltas.

Los versos 6-8 introducen el tema del culto, pero no aclaran su relación con la ética. ¿Son parte de ella?, ¿la presuponen?, ¿la confirman? Al menos son complementarios, como muestran las oposciones: "odio a los malhechores / amo tu morada", "no me siento con ellos / giro en torno a tu altar".

26,1 El imperativo se lee también en Sal 7,9; 35,24 y 43,1. Se puede discutir la relación de los tres verbos. Propongo: si soy honrado, si no flaqueo, es porque confío en el Señor.

26,2 "Poner a prueba" es colocar al hombre en una situación en la que, al decidir, se realiza y manifiesta: Dt 8,2.

26,3 "Lealtad y fidelidad": no apela a la justicia (Sal 35,14) ni menciona la ley.

26,4-5 No son cuatro grupos diferenciados, sino uno con varias características. "Clandestinos": respecto a los hombres (Sal 11,2); no está claro si también se refiere a Dios: cfr. Is 29,15.

26,6-8 La vida cúltica se articula en tres componentes: los ritos de lavatorio y procesión, la alabanza y relato, el amor a la morada. El lavatorio ritual puede significar la pureza existente o la purificación: Dt 21,1-9; Is 1,15.

"En torno": no se indica si es marcha procesional o danza: cfr. Sal 118,27. Se "ama" la morada en atención a quien la habita.

26,9 Distinción y separación de inocentes y culpables: como en Gn 18,24; Nm 16,26.

26,10 "En las manos" llevan la prueba del delito. "Soborno": Ex 23,8; Dt 10,17; Is 1,23 etc.

26,11-12 En paralelismo: los primeros hemistiquios son sinonímicos, los segundos, correlativos.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Sobre el testimonio de la conciencia puede leerse 2 Cor 1,12; Heb 13,18 y el citado 1 Co 4,4. Purificación y conciencia van unidos en 1 Pe 3,21s con referencia al bautismo.

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