miércoles, 10 de noviembre de 2010

SALMO 38 (37)

2 Señor, no me reprendas con ira,
no me corrijas con cólera.
3 Que tus flechas se me han clavado
y tu mano pesa sobre mí.
4 No hay parte ilesa en mi carne,
a causa de tu furor,
no me queda un hueso sano,
a causa de mi pecado.
5 Pues mis culpas sobrepasan mi cabeza,
son un peso superior a mis fuerzas.
6 Supuran enconadas mis llagas,
a causa de mi insensatez.
7 Voy todo encorvado y encogido,
todo el día camino sombrío.
8 Porque tengo las espaldas ardiendo:
no hay parte ilesa en mi carne.
9 Esoty todo agotado y deshecho,
me ruge bramando el corazón.
10 Señor mío, en tu presencia están mis ansias,
no se te ocultan mis gemidos.
11 Se me agita el corazón, me faltan las fuerzas,
y me falta hasta la luz de los ojos.
12 Mis amigos y compañeros
ante mi dolencia se detienen;
mis prójimos se mantienen a distancia.
13 Me tienden lazos los que antentan contra mi vida,
los que buscan mi desgracia me difaman,
todo el día rumorean calumnias.
14 Pero yo me hago el sordo y no oigo,
me hago el mudo y no abro la boca,
15 soy como uno que no oye
y no tiene qué replicar.
16 En ti, Señor, espero
y tú me escucharás, Señor Dios mío.
17 Temía que se alegraran de mi caída,
que al tropezar yo cantaran victoria.
18 Pues yo estoy a punto de resbalar
y tengo siempre presente mi pena.
19 Mi culpa la confieso,
me duele mi pecado.
20 Mis enemigos mortales son poderosos,
son muchos los que me aborrecen sin razón.
21 Los que me pagan males por bienes
me atacan cuando procuro el bien.

22 No me abandones, Señor,
Dios mío, no te quedes a distancia;
23 ven aprisa a socorrerme,
Señor mío, mi salvación.


Pertenece al género de súplica en la enfermedad, más en concreto, es la oración de un enfermo arrepentido. Las fases del proceso se suceden así: enfermedad sufrida - sentida como castigo divino - efectos sociales en amigos y enemigos - confesión del pecado - petición de auxilio. Es peculiar la descripción de la enfermedad en sensaciones y sentimientos. Se compone de rasgos plásticos en un vocabulario escogido, pero que no llegan a componer un cuadro preciso, diagnosticable. Al parecer, el autor acumula para crear una figura extrema y ejemplar.

Efectos sociales de la enfermedad son el desvío de los amigos y el abuso, especialmente verbal, de enemigos orivales. El israelita no vive su enfermedad grave en una soledad alejada o encerrada en sí, sino con un sentimiento agudo de cómo es tratado, maltratado. Donde espera compasión y solicitud encuentra desvío y temor; donde podría esperar piedad, encuentra el gozo en la desgracia ajena, la suya. Y el enfermo se encierra en un mutismo, no sabemos si digno o resignado o táctico, y se vuelve todo entero al Señor.

Descubrir por la enfermedad el pecado es normal en Israel. El presente salmo lo dice con brevedad y acierto: reconocimiento, dolor, confesión; da por supeusto el perdón y no menciona la enmienda. El pecado no ha roto la relación personal con Dios, el castigo ha sido saludable. No pide la curación, la engloba en una "salvación" genérica. El lenguaje del salmo ha influido en el libro de Job.

38,2 Empieza como el salmo 6, súplica del enfermo. No rehúsa la corrección, quiere evitar la condena.

38,3 La primera imagen es de caza o guerra. Se siente como si lo hubieran acribillado a flechazos, sólo que el saetero es Dios: Job 6,4; 34,6; Lam 3,12. La segunda imagen sugiere una sensación global y de cercanía: más presión que golpe violento. Se podría traducir "descarga".

38,4 El paralelismo está muy cuidado. "Carne y huesos" abarcan una totalidad. Las causas son correlativas: "tu cólera / mi pecado".

38,5 "Sobrepasan": como si se hubieran ido acumulando, amontonando. La estatura física no basta para medir el mal espiritual. La "carga" es imagen clásica de la responsabilidad. El hombre es autor de un mal que ahora lo desborda, aplasta y abruma. Como a Caín: Gn 4,14; Sal 65,4.

38,6 El pecado es además o por tanto insensatez. El hombre racional se vuelve necio. Se añade como tercera motivación a las dos del v.4. Menciona las "llagas" Is 1,6 como castigo, Prov 20,30 con función terapéutica.

38,7 Postura física: por debilidad o dolor o por el peso del pecado. "Sombrío": gesto expresivo; lo contrario de un rostro luminoso y radiante.

38,8 "Ardiendo": la pasiva hebrea suele significar tostado, asado. En el sentido presente es fórmula única.

38,9 Es como una sensación general de cenestesia: desfallecido y triturado. Los otros verbos se suelen decir del león. Como si las pocas fuerzas se concnetrasen en un rudigo de dolor, gritando en el corazón.

38,10 Hasta ahora todo ha sido desahogo; pero ha sucedido en presencia de un Dios dispuesto a interesarse por un pobre enfermo.

38,11 Último verso descriptivo, retrasado tras la invocación al Señor.
Siente el pulso agitado del corazón. Los ojos "se nublan" por el llanto o la fiebre: Job 16,7; 17,7; Sal 69,4.

38,12 Comienza el bloque dedicado a los efectos sociales de la enfermedad u la consiguiente reacción del paciente. La enfermedad, tan dolorosa como llamativa, es teofanía de un Dios airado que descarga su cólera sobre el hombre. Lo cual produce espanto: nadie querría contagiarse o hacerse cómplice del hombre: véase Job 2,11-13; 19,13-19.

38,13 "Lazos" es imagen convencional. Los rivales se aprovechan de su estado para difundir calumnias, para difamarlo en la sociedad; la enfermedad parece probar sus insinuaciones, y la gente es propensa a creérselas.

38,14-15. El enfermo se siente impotente para contrarrestar rumores y calumnias; o piensa que no logrará convencer con argumentos. Compárese el silencio del Siervo (Is 53,7) con el torrente verbal de Job.

38,16 Abandonado de los hombres, el orante pone su esperanza en el Señor. Su silencio indefenso es argumento que moverá a su Dios.

38,17-18a Las consecuencias sociales parecen preocuparle de momento más que el deseo de curarse. El "tropezón" puede ser grave o definitivo, mortal: Sal 66,9; 94,17s; 121.3.7.

38,18b-19 Adopto esta división para subrayar el paralelismo de "pena" y "pecado". El pecado causa una pena que se suma al dolor físico; confesándolo, logrará librarse de él o de los dos.

38,20 Caben dos explicaciones: a) enemigos "de la vida", mortales; b) enemigos "vivos", con vitalidad frente al enfermo que se siente a la muerte.

38,21 "Mal por bien" es tema frecuente: Sal 35,12; PRov 17,13; Jr 18,20. Se sigue que el pecado del orante no ha sido de injusticia.

38,22-23 Súplica final. La salud es parte de la "salvación". "A distancia": véase Sal 22,2.12.20. "Aprisa": Sal 40,14; 70,2.6.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Aplicando el salmo a Jesucristo, los comentaristas han hecho resaltar algunos aspectos: el silencio del inocente acusado, el alejamiento de los suyos, la hostilidad de los rivales, la confianza en el Padre.

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