miércoles, 2 de septiembre de 2009

SALMO 2.

SALMO 2
(Sal 110; Heb 1,2.5)

1. ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos meditan un fracaso
2. se levantan los reyes del mundo
y los príncipes conspiran juntos
contra el Señor y contra su Ungido?
3. “¡Rompamos sus coyundas,
sacudámonos su yugo!”


4. Sentado en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
5. Después les habla con ira
y con su cólera los espanta:
6. “Yo mismo he ungido a mi rey
en Sión, mi monte santo”.


7. Voy a recitar el decreto del Señor:
Me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy”.
8. Pídemelo y de daré las naciones en herencia
en propiedad los confines del mundo.
9. Los triturarás con cetro de hierro,
los desmenuzarás como cacharros de loza.
10. Pues ahora, reyes, sed sensatos,
escarmentad los que regís el mundo:
11. servid al Señor con temor,
12. temblando rendidle homenaje *,
no sea que perdáis el camino.




2. El patrón institucional. Un rey soberano de reyes vasallos escoge alguno y lo coloca sobre los demás como representante suyo, Compárese en el AT con la historia de José, Gn 41, los cambios de 2 Re 23,31 y 24,17, y el nombramiento de Jr 27,6-11. Rebelarse al virrey es rebelarse al soberano, el cual reacciona: véase p. ej. la defensa de la dinastía davídica en Is 7,6 y 14,24-27. La institución política se proyecta con alcance teológico.

La composición es particularmente compleja, por las voces que se escuchan, y hábilmente coherente. Un personaje de la corte comienza ex abrupto. En sus palabras nos hace escuchar el grito de la rebelión: “¡sacudamos su yugo!”. Reacciona el soberano, primero con la risa de quien conoce el fracaso, después con ira, corroborando su elección y nombramiento. Toma la palabra el rey humano, leyendo el protocolo del nombramiento, que equivale a una adopción como hijo, y a una entrega del poder. Vuelve a hablar el personaje lanzando un ultimátum a los rebeldes.

El salmo apela al principio formal de autoridad, respaldado por medidas represivas, sin mencionar el contenido de justicia y buen gobierno. Por eso, este primer salmo de la primera colección se ha de emparejar con el último de la segunda colección, el 72, que exalta las virtudes del rey ideal. Véase 2 Sm 7,12-14; Sal 89,27s.

2.1 Adelanta el resultado contrario al pretendido: un fracaso.

2.2 Ungido es el título corriente del rey; sólo Dn 9,25 lo aplica expresamente al Mesías.

2.3 La imagen del “yugo” arranca de los yugos de madera, apoyados sobre los hombros, con que llevar cargas equilibradas. Sobre la rebeldía: Jr 2,20; 5,5; 30,8; Nah 1,13.

2.4 La risa de Dios: Sal 37,13; 59,9; trasciende la ironía de la historia.

2.6 Con énfasis la primera persona.

2.8 El soberano ofrece cumplir una petición del nuevo rey: 1 Re 3,1-15; Sal 21,5; Is 7,11.

2.9 Alternativa: “los apacentarás”, cfr, Miq 5,1-5.

2.11 Texto dudoso y discutido. Según una corrección aceptada, “besadle los pies”, en gesto de homenaje. Someterse en sensatez.

2.12b Probablemente añadido para enganchar el Sal 1.

Transposición cristiana. Toda la tradición ha leído este como mesiánico. Lo citan Hch 4,25s; 13,33; Heb 2,7; 5,5; Ap 12,5; 19,15; véase también 1 Cor 15,24-28.

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