lunes, 14 de septiembre de 2009

SALMO 5.

SALMO 5

2. Escucha mis palabras, Señor, percibe mi susurro,
3. haz caso de mis gritos de socorro,
¡Dios mío y Rey mío!
A ti te suplico, Señor:
4. por la mañana oye mi voz;
por la mañana te expongo mi causa
y quedo aguardando…


5. Pues tú no eres un Dios que quiera el mal
Ni el malvado es tu huésped
6. ni se mantendrán los arrogantes ante ti *-
Detestas a los malhechores,
7. destruyes a los mentirosos;
a sanguinarios y embusteros *
los aborrece el Señor.


8. Yo en cambio, por tu gran bondad,
Puedo entrar en tu casa
y postrarme hacia tu santuario
con reverencia.
9. Por tu justicia guíame, Señor,
en respuesta a mis detractores;
allana ante mí tu camino.
10. Que en su boca no hay sinceridad,
su mente es una sima,
su garganta es un sepulcro abierto
y halagan con la lengua.
11. Condénalos, oh Dios, que fracasen sus planes:
por sus muchos crímenes, expúlsalos,
que se rebelan contra ti.


12. Que se alegren los que se acogen a ti
con júbilo perpetuo,
que se regocijen contigo
los que aman tu nombre.
13. Que tú, Señor, bendices al inocente,
lo cubres y lo rodeas
con el escudo de tu bondad.


5. Un inocente, injustamente acusado o perseguido, apela al tribunal de Dios en el templo (8a), expone su causa, 4a , aguarda la sentencia (4b), el castigo de los enemigos (10-11). El salmo pudo usarse en casos concretos de apelación; también puede ser una composición poética libremente modelada según la imagen judicial sacra. En la apropiación actual se desprende del contexto forense real, si bien lo puede recitar un inocente injustamente condenado por un tribunal humano.

Personajes. El Señor figura como juez imparcial, no neutral. El orante reconoce su “justicia” y su oposición a los malvados, casi con acento hímnico (5-7): no ama, no hospeda, no recibe, detesta, aborrece, destruye. La justicia (9), de Dios está temperada por la “bondad” (8.13). Los enemigos están descritos por acumulación y reiteración; no es seguro que se trate de jueces corrompidos. El orante no se presenta con claridad; no aduce méritos propios, no describe penalidades, no protesta inocencia; se encomienda a la bondad del Señor. Y mira al futuro: se pone en manos de Dios para ser juzgado, invoca el auxilio de Dios para ser guiado, (9). Entra confiado, se postra reverente, saldrá dócil y asegurado.

5.3 El título de rey incluye la función de juez supremo.

5.4 La mañana es el tiempo clásico para administrar justicia o pronunciar sentencia: 2 Sm 15; Jr 21,12.

5,5-7 El Dios supremo es inconciliable, irreconciliable con la injusticia y los injustos en cuanto tales. *O: traidores.

5,6 * O: en tu presencia.

5,8 La bondad es uno de los títulos clásicos del Señor: Éx 36,4; Sal 86,5.15; 103,8. El orante responde con “reverencia”, que es profundo sentido religioso. El tribunal se encuentra en el templo, casa o palacio de la divinidad.

5,9 Tras la sentencia judicial el juez sigue ocupándose de su cliente, que se deja guiar: Sal 27,11.

5,10 Describe la boca calumniosa como pozo o sima resbaladiza; la mención del “sepulcro” intima el peligro mortal.

5,11 No pide sin más el fracaso de las personas, sino de sus planes, que eran en particular la condena del inocente. La “expulsión” puede significar el destierro: Jr 8,3; 16,15.

5,12 La sentencia, que implica la absolución del inocente, tiene resonancia social, como victoria de los fieles del Señor: Prov 11,10; Sal 40,17.

Trasposición cristiana: Pablo combina Sal 5,10 con otros textos para describir la depravación universal. La figura de Dios juez, a quien se encomienda Jesús inocente, se lee en 1 Pe 2,23.

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