domingo, 6 de febrero de 2011

SALMO 44 (43).

2 Oh Dios, con nuestros oídos lo escuchamos,
nuestros padres nos lo contaron:
la obra que obraste en sus días,
3 antaño: Tú, tu mano.
Desposeíste naciones, los plantaste a ellos,
trituraste naciones, los hiciste prosperar a ellos.
4 Pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
su brazo no les dio la victoria;
sino tu diestra y tu brazo
y la luz de tu rostro; pues los amabas.

5 ¡Tú eres mi Rey y mi Dios,
que asignas las victorias a Jacob!
6 Con tu auxilio acorneamos al enemigo,
en tu nombre pisoteamos al agresor.
7 Pues no confío en mi arco,
mi espada no me da la victoria;
8 Tú nos das la victoria sobre el enemigo
y derrotas a nuestros adversarios.
9 Nuestra gloria es Dios en todo tiempo,
siempre damos gracias a tu nombre.

10 Ahora en cambio nos rechazas, nos avergüenzas
y no sales con nuestras tropas.
11 Nos haces retroceder ante el enemigo
y nuestro adversario nos saquea.
12 Nos entregas como ovejas para el consumo
y nos dispersas entre los paganos.
13 Vendes a tu pueblo por una miseria,
no ganas mucho en la venta.
14 Nos has hecho el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean.
15 Nos has hecho el refrán de los paganos,
nos hacen muecas las naciones.
16 Tengo siempre delante mi deshonra,
la vergüenza me cubre la cara,
17 al oír insultos e injurias,
al ver al enemigo agresivo.

18 Todo esto nos sucede sin haberte olvidado,
sin haber renegado de tu alianza.
19 No se hechó atrás nuestro corazón,
no se desviaron nuestros pasos de tu senda.
20 Pero nos trituraste en la guarida del Dragón,
nos cubriste de tinieblas.
21 Si hubiéramos olvidado
el nombre de nuestro Dios
y extendido las palmas a un dios extranjero,
22 ¿no lo habría averiguado Dios,
el que penetra los secretos del corazón?
23 Por tu causa nos matan a cada momento,
nos traían como a ovejas de matanza.

24 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
Espabílate, no nos rechaces más.
25 ¿Por qué escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?
26 Nuestro aliento se hunde en el polvo
y el vientre se pega al suelo.
27 ¡Levántate a socorrernos,
redímenos, por tu lealtad!




44 Súplica comunitaria en una desgracia nacional. La situación, histórica o típica, es una grave derrota militar con sus consecuencias. ¿Se refiere a la conquista de Samaría por los asirios?, ¿o a la de Judá por los babilonios? El presente salmo, al contrario del 74, no alude a la ciudad ni al templo. Los rasgos descriptivos son genéricos. Si el salmo ha sido compuesto en una situación histórica concreta, el poema se desprende de ella y se hace disponible para situaciones semejantes. La disposición de los materiales es lineal, en extensión descendente. Diez versos recuerdan beneficios pretéritos, ocho describen la trágica situación actual, seis forman la protesta de inocencia, cuatro pronuncian la súplica.

El reo inocente. Es normal en súplicas individuales o colectivas confesar el pecado, que justifica el castigo, y pedir perdón. En este salmo la comunidad se proclama inocente respecto a los compromisos de la alianza: reconoce a Yhwh como "mi Dios" (5 corregido), no acude a "dioses extraños" (21), no desvirtúa "tu alianza" (18). El soberano estaba ligado con el vasallo por el compromiso de "lealtad" (27): cuando la ocupación de la tierra los cumplió; ahora parece haberse desentendido. El pueblo vive en y de la memoria (2.18a.21); el Señor parece "olvidarse" (25) o "estar dormido" (24).

El soberano de la historia. En una concepción politeísta, el planteamiento tendría otra salida: la desgracia de Israel era obra de una deidad extranjera más poderosa. Eso es imposible para la fe yavista. La comunidad niega enfáticamente su protagonismo (4.7s) para afirmar el de Yhwh (3-5.7s): compárese con Is 45,7; Dt 32,36-39. Por tanto, si de la desgracia el enemigo es mero ejecutor, si el pueblo no ha dado motivo para tal castido, toda la responsabilidad es de Dios.

La presencia y acción de Dios, proclamadas en medio de la tragedia, delatan una espiritualidad robusta, inconmovible. Quizá por ello no haga falta la acción de gracias prometida o anticipada.

44,2-9 Forman el primer bloque, enmarcado por la inclusión de "Dios". Cinco versos se remontan al pasado remoto, en tecera persona, otro cinco mencionan experiencias próximas, en primera persona.

44,2 Alude al principio de la tradición, ejemplarmente propuesto por el Sal 78. Paradójicamente, la memoria se va a volver contra Dios.

44,3 Si entendemos el último verbo hebreo como "hacer salir, despedir", quedaría al final el primer acto de la liberación. Si le damos valor vegetal (Is 16,8; Cant 4,13), prolonga la imagen del "planta": véase el desarrollo del salmo 80.

44,4a La negación es dialéctica, se subordina a la afirmación siguiente. Tampoco en el campo de la confianza admite el Señor rivales. Pero léase este verso sobre el fondo de las batallas de Josué.

44,4b La fuerza de este verso reside en el contraste y en la asimetría rítmica que realza la última cláusula "los amabas". La "luz del rostro" podría entenderse como resplandor que desbarata al enemigo (Gn 19,11; 2 Re 6,18); pero normalmente significa la actitud benévola (Sal 89,16; Job 29,24).

44,5 En primera persona del singular, como pronunciado por el presidente litúrgico. Se puede escuchar como acto formal de vasallaje; el salmo no tiene sitio para reyes ni jefes ni pastores humanos. "Asignas": su soberanía también es militar.

44,6 En primera persona de plural, con las metáforas bélicas de acornear (1 Re 22,11; Dt 33,17; Sal 75) y pisotear (Sal 60,14; Is 14,24; 63,6).

44,7-8. En el salterio, con excepción de 72,4.13, la salvación o victoria siempre se atribuye a Dios.

44,9 El hombre no debe gloriarse del propio éxito; debe gloriarse siempre y sólo de Dios: véase Jr 9,22s.

44,10-17 Los ocho versos del segundo bloque afirman categóricamente: también nuestras derrotas son acción de Dios. De lo contrario, serían mérito del enemigo, que quedaría exento del principio teológico de no gloriarse y negaría a Yhwh su soberanía: como el Senaquerib de Is 10,11-13. Dios aborrece la jactancia de los enemigos no menos que la de su pueblo: Dt 32,27s. Esta segunda sección no es menos confesión que la primera, sólo que cambiando los papeles: ahora la victoria es ajena y la derrota nuestra. Pero el sujeto es el mismo: el Señor.

44,10 "No sales con nuestras tropas": como Sal 60,12; son los "escuadrones" del Señor según Éx 7,4; 12,17.41. Podría aludir a la vieja usanza de sacar a campaña el paladión, el arca de la alianza: 1 Sm 4,6-9.

44,11 Dos etapas de la guerra: retirada o huida y saqueo legítimo: 1 Sm 23,1; Is 10,13.

44,12 Otra etapa de la derrota: matanza y deportación. "Consumo" puede significar la explotación, como en Dt 7,16; Nm 13,22, o también la matanza (23). "Dispersar" o aventar es fragmentar en comunidades pequeñas y diseminadas.

44,13 Imagen comercial: Dios es el ganadero o traficante que ha puesto en venta su rebaño y lo ha tasado por lo bajo: no ha sido un negocio.

44,14-17 Última consecuencia de la derrota militar es la derrota moral, bien amplificada con sinónimos. Es el descrédito, desprestigio, el convertirse en escarnio y burla y befa de todos.

44,18-23 Tercer bloque, con una cuña (20). Son una confesión negativa. No olvidar a la otra parte y no pactar con extraños responde al primer mandamiento; no invalidar a la otra parte y no pactar con extraños responde al primer mandamiento; no invalidad la alianza incluye todas sus cláusulas; "corazón y pasos" sintetizan actitudes y conducta. El pueblo somete confíadamente el veredicto de su conciencia al veredicto de Dios, que lo conoce todo. Sufrimos "por tu causa", no por nuestra culpa.

44,18 "Renegar": sería felonía o rebelión del vasallo. Compárese con Sal 89,39s.

44,20 Verso dudoso. Los verbos significan triturar y cubrir. El lugar: el texto hebreo habla de "chacales", es decir lugar desolado, según Is 34,13; 35,7; Jr 9,10; 49,33; 51,37. Con cambio de una letra, algunos manuscritos antiguos dicen Dragón, el monstruo que representa las fuerzas del caos según Is 27,1; 51,9; Sal 74,13; Jr 51,34. Esto nos da una lectura trascendente: el lugar del Dragón y las tinieblas son el reino de la Muerte.

44,21 Equivale a apostasía e idolatría formal, con sus dos vertientes.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Pablo cita el v.23 en Rom 8,36 y en 37 resuela el v.4b. Quizá aluda a ello en 1 Cor 15,31 y 2 Cor 4,11. Autores antiguos recuerdan la "salvación" enviada (5) en Jesucristo, y recuerdan su despertar en Mt 8,25. Aplicado a la Iglesia, el salmo expresa sus persecuciones y martirios,

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