viernes, 14 de mayo de 2010

SALMO 18 (17)

( 2 Sm 22; Sal 144)

2 ¡Yo te amo, Señor, mi fortaleza!
3 ¡Señor, mi peña, mi alcázar, mi libertador!
¡Dios mío, roca mía en que me refugio!
¡Fuerza mía salvadora, mi baluarte famoso!
4 Invoco al Señor y quedo libre del enemigo.

5 Me cercaban lazos de Muerte,
torrentes destructores me aterraban,
6 me envolvían lazos del Abismo,
me asaltaban redes de muerte.
7 En el peligro invocaba al Señor
pidiendo socorro a mi Dios;
desde su templo escuchó mi clamor,
mi grito de socorro
llegó a su presencia, a sus oídos.

8 Tembló y retembló la tierra,
los cimientos de los montes vacilaron
estremecidos por su cólera.
9 De su nariz se alzaba una humareda,
de su boca un fuego voraz
y lanzaba ascuas al rojo.
10 Inclinó los cielos y bajó,
con nubarrones bajo los pies;
11 volaba cabalgando un querubín,
cerniéndose sobre las alas del viento;
12 se escondió en la oscuridad,
como un toldo lo rodeaban
oscuro aguacero y nubes espesas.
13 Al fulgor de su presencia, las nubes
se deshicieron en granizo y centellas;
14 mientras el Señor tronaba en el cielo,
el Altísimo lanzaba su voz.

15 Disparando saetas los dispersaba,
enloquecidos por relámpagos continuos.
16 Apareció el cauce del mar
y se descubrieron los cimientos del orbe,
ante tu bramido, Señor,
ante el resoplar furioso de tu nariz.

17 Desde arriba alargó la mano y me agarró
y me sacó de las aguas caudalosas;
18 me libró de enemigos poderosos,
de adversarios más fuertes que yo.
19 Me asaltaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo.
20 Me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba.

21 El Señor me pagó mi rectitud,
retribuyó la pureza de mis manos,
22 porque seguí los caminos del Señor
y no renegué de mi Dios;
23 porque tuve presentes sus mandatos
y no aparté de mí sus preceptos,
24 fui íntegro con él
guardándome de toda culpa.
25 El Señor retribuyó mi rectitud,
la pureza de mis manos ante sus ojos.
26 Con el leal tú eres leal,
con el íntegro tú eres íntegro,
27 con el sincero tú eres sincero,
con el taimado tú eres sagaz.
28 Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.
29 Tú, Señor, enciendes mi lámpara,
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

30 Por ti yo corro a la refriega,
por mi Dios asalto la muralla.
31 Dios cuyo camino es perfecto,
la palabra del Señor es acendrada
es escudo para los que a él se acogen.
32 Pues ¿quién es Dios fuera del Señor?
¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?

33 El Dios que me ciñe de valor
y hace íntegros mis caminos;
34 me hace los pies como de cierva
y me asienta en mis alturas,
35 adiestra mis manos para la guerra
y mis brazos para tensar la ballesta.
36 Me prestaste tu escudo salvador,
tu diestra me sostuvo,
multiplicaste tus cuidados conmigo.
37 Ensanchaste el camino a mis pasos
y no flaquearon mis tobillos.

38 Perseguía al enemigo hasta alcanzarlo
y no volvía hasta haber acabado con él;
39 los machaqué y no pudieron rehacerse,
cayeron bajo mis pies.

40 Me ceñiste de valor para la guerra,
doblegaste a los que me resistían;
41 pusiste en fuga a mis enemigos,
reduje al silencio a mis adversarios.
42 Pedían auxilio, nadie los salvaba;
gritaban al Señor, no les respondía.
43 Los reduje a polvo que arrebata el viento
los desmenucé como barro de la calle.

44 Me libraste de las contiendas de mi pueblo
y me hiciste cabeza de naciones;
un pueblo extraño fue mi vasallo
45 por mi fama se me sometían.
Los extranjeros me adulaban,
46 los extranjeros desfallecían,
salían temblando de sus baulartes.
47 ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!
¡Sea ensalzado mi Dios y Salvador!
48 El Dios que me dio el desquite
y me sometió los pueblos,
49 que me libró del enemigo,
me levantó sobre los que resistían
y me libró del hombre violento.
50 Por eso te daré gracias ante las naciones
y tañeré, Señor, en tu honor:
51 Tú diste gran victoria a tu rey,
fuiste leal con tu Ungido,
con David y su descendencia por siempre.


18. El título "texto del Cántico" (en femenino) parece que intenta relacionarlo con Moisés y la epopeya del éxodo. Sea quien fuere el autor, el yo del poema es David, y el salmo es un himno con acción de gracias y una reflexión.

COMPOSICIÓN.
Básicamente el poema se compone de un marco, introducción y conclusión, y un cuerpo, dividido en dos cuadros unidos por una pieza reflexiva: 2-4,5-20.21-25.26-32.33-46.47-49.50-51, con versos anticipados o retrasados. Los dos cuadros del díptico describen o cuentan la liberación de los peligros. El primero es una grandiosa trasposición imaginativa, con rasgos de simbolismo mítico, en un juego de epifanía y teofanía. Los enemigos históricos son epifanía de las fuerzas de la Muerte, la tempestad es epifanía de Dios. El segundo cuadro es menos lineal. Estiliza una narración en situaciones típicas o momentos representativos: persecuciones, batallas, victorias, hasta que el protagonista se establece como rey de su pueblo y soberano de reinos extranjeros. La pieza central es reflexiva: de la experiencia personal el orante se remonta a constantes de la acción y conducta divinas.

ESTILO.
El poeta ama la amplificación, servida por el paralelismo. Prodiga las repeticiones, próximas o a distancia. Es imaginativo en el primer cuadro. El lenguaje es rico y escogido. La entonación es lírica heroica.

Otra versión del salmo, con algunas variantes, se lee en 2 Sm 22.

18,2-4 Forman la introducción. 2-3 y la primera palabra de 4 contienen una triple invocación, "Señor, Señor, Dios mío", y ocho títulos que pertenecen al campo bélico. Sigue en 4 una síntesis programática.

18,2 Muy llamativo por lo insólito es el verbo inicial rhm, que expresa un amor "visceral", un afecto "entrañable". Como si fuera el sustrato vital de donde brotan otras actitudes. Una emoción intensa que busca expresión y desahogo en un flujo torrencial.

18,5-6. Persecución de un enemigo encarnizado. De la expresión corriente "me persiguen a muerte" salta el poeta a imaginarse Muerte y Abismo personificados. Sus armas son "cuerdas" o lazos para apresar y retener, "trampas" con que atrapar, "torrentes devastadores" con que arrollar. No hay escapatoria, por el poder incontrastable del enemigo y porque está cerrado el cerco.

18,7 La única salida es hacia arriba; para comunicar sirve el grito. Desde arriba Dios puede sacar al hombre acorralado.

18,8-20 LIBERACIÓN. En 8-16 describe la tempestad teofánica, en 17-20 el acto de la liberación. La tempestad está transformada poéticamente haciendo al Señor protagonista. El poeta selecciona datos, más de movimiento y luz que de sonido; describe con trazos rápidos. Lo fascina la conexión de agua y fuego, el juego de oscuridad y esplendor intensificados mutuamente.

LA ACCIÓN. Apenas ha escuchado el Señor la voz del orante (7), siente éste una sacudida de la tierra (8), que contagia los montes (cfr Sal 65,7). Aparece en lo alto(9) un rostro o figura humana impresionante, terrorífica: echa fuego por la boca, le sale humo de la nariz, despide ascuas encendidas. La figura entrevista entre el fuego y el humo baja algunas gradas, "inclinando los cielos", hasta alcanzar una esfera próxima a la tierra. Se apoya como en un solio en un nubarrón. Al llegar a esa zona inicia una galopada (11), jinete en una nube o cabalgando en el viento. Su galope es un vuelo. La visión se enturbia y oscurece (12): el agua trasparente se vuelve opaca y las nubes delatan la presencia escondiendo la figura. Sobre el fondo sombrío se suceden los tres actos; relámpago, chaparrón (13), trueno o voz de Dios (14). La visión se transforma en escena bélica (15); el protagonista, como en un ataque aéreo, lanza desde el cielo las flechas de sus rayos, que infunden pánico y desbaratan al enemigo. Termina con una visión del escenario (16a.17b). Desde su observatorio el orante contempla cuencas y cauces vacíos, y hasta los cimientos que sustentan el orbe quedan desnudos a la mirada. Sigue una pausa.

18,8 Véanse Jr 5,22; Job 34,20; Sal 46,4; 77,17-19.

18,9 Véánse Is 30,27; Ez 1,13.

18,10 El nubarrón: véanse Dt 4,11; 1 Re 8,12.

18,12 "Escondido": Sal 81,8.

18,13 "Fulgor": véanse Ez 1,28; 10,4; Hab 3,11.

18,14 El trueno: véanse 1 Sm 7,10; Is 29,6; Sal 29; 77,19.

18,15 Los rayos: véanse Zac 9,14; Job 38,35. El pánico: Éx 14,24; Jos 10,10

18,16 Al quedar vacíos los cauces de aguas fertilizantes (Jl 1,20), sólo queda sitio para la avenida de aguas devastadoras.

18,17-20 La liberación está descrita todavía en imagen, en un proceso más lógico: tendió la mano, me agarró, me extrajo del agua, me prestó apoyo, me sacó aun lugar espacioso. El proceso lógico: me libró de un emeigo - más poderoso - que me atacaba - en un momento funesto - me salvó - por que me amaba. La exposición es má reflexiva y el vigor imaginativo se aplaca.

18,17 Esas "aguas caudalosas. ¿son los enemigos?, ¿o la inundación despachada por el Señor? En el segundo caso emerge la polaridad: la tormenta es destructora y liberadora, y el "amado" de Dios escapa; como en Jr 30,7; 51,45. El verbo "sacar" es el de Ex 2,10 dicho de Moisés.

18,19 "El día funesto": como en el cántico de Moisés Dt 32,35.

18,20 El "lugar espacioso" se contrapone a la estrechez del cerco; Sal 4,2; 31,8s. El "amor" de Dios es la causa y la explicación de su portentosa intervención: cfr. Is 62,4; Sal 22,9.

18,21-29.31 Divido esta sección central en tres segmentos: 21-25.26-28.29+31-32.

18,21-25 Tras la idea noble del amor de Dios, insisten estos versos en la "retribución"; en un recuento de virtudes que Dios hubo de pagar o premiar. La solución está en el esquema subyacente de alianza entre soberano y vasallo. El David del salmo ha vivido el vasallaje bajo Saúl y en él ha experimentado la deslealtad de su señor (1 Sm 24,12). Ha vivido el vasallaje bajo el Señor, que ha sido todo lealtad.
Estos versos son como la profesión de lealtad de un vasallo que gozó del trato correspondiente de su Señor. Los méritos registrados son bastante genéricos.

18,26-28 El orante eleva su experiencia personal a principio de conducta del Señor, en cuatro frases ritmadas, lapidarias, usando formas verbales insólitas. Dios paga al hombre en la misma moneda; quien desee tratar con él sabe a qué atenerse. ¿No es ésta una espiritualidad de observancias, intento de vincular a Dios con los méritos de nuestra conducta? - En parte sí. Pero hay que fijarse en detalles que relativizan el principio: son los "caminos" del Señor, marcados por él; si 24 dice "fui íntegro", 33 dice "hace íntegros"; el v.28 aduce otro criterio, la desgracia frente a la soberbia. El recurso estilístico de repetir el verbo para expresar que Dios paga en la misma moneda se lee en 1 Sm 15,23; Lv 26,23; Prov 3,34.

18,28 Compárese con Prov 29,23, que no recurre a Dios.

18,29 La "lámpara" es el don de la existencia, que se transmite perpetuando la dinastía: 2 Sm 21,17; 1 Re 11,36; 15,4; 2 Re 8,19; Sal 132,17. La tiniebla es símbolo del no ser, de la contingencia de ser creado.

18,31-32 La descripción imaginativa de la liberación y la meditación reflexiva sobre su sentido desembocan y reposan en una solemne confesión con doxología. Tres títulos: caminos, palabra, promesa. Y profesa la unicidad de su Dios: 2 Sm 7,22; Sal 86,8.

18,30+33-46 Segundo cuadro: se puede repartir en dos cuadros, delimitados por la repetición "me ceñiste de valor" en 33 y 40, que, sin ser fórmula técnica, parece indicar la investidura militar: cfr. 1 Sm 17,38s. Los datos se refieren a funciones o cualidades bélicas. Muy importante es la movilidad, que incluye agilidad yseguridad. Segundo, entrenamiento y destreza en el manejo de las armas. Tercero, eficacia en aprovechar la victoria.
El desarrollo procede en dos fases. Se adelanta la conquista de una ciudad (3): ¿la plaza fuerte jebusea? Primera fase (2 Sm 5,6-9): Investidura (33-34), instrucción y aprendizaje (35-36), persecución del enemigo hasta someterlo (37-39). Segunda fase: investidura (40a); derrota del enemigo (40b-41), que suplica en vano (42), el rey los tritura (43). Al final el rey supera las contiendas internas y tiene sometido un círculo de vasallos (44-46).
El enemigo no aparece aguerrido ni toma la iniciativa, lo contrario del primer cuadro. La asimetría dice que los dos cuadros son complementarios.

18,30 "Refriega": retengo el texto hebreo, que menciona bandas militares: cfr. 1 Sm 30,8-15; 2 Sm 3,22; 1 Re 11,24. Otros corrigen y leen "muro".

18,34 "Me hace": con un verbo raro; compárese con Hab 3,19. Me iguala, me acompasa.
Las "alturas" son montes y riscos por los que se ha de mover con rapidez y aplomo.

18,35 "Ballesta": o arco de bronce: Job 20,24.

18,36 "Tus cuidados": el Señor se ocupa y se preocupa de su ungido. Explotando la raiz ´nw, algunos llegan a deducir la "humildad" o condescendencia de Dios.

18,37 A la letra "ensanchaste mis pasos por debajo"; quizá pasos anchos / largos y seguro.; lo contrario en Prov 4,12; Job 18,7.

18,38 Podría ser reminiscencia de Ex 15,9, o simple coincidencia; más próximo es 1 Sm 30,8.

18,39 "Machacar" en contexto bélico: Nm 24,8-17; Dt 32,39; Sal 110,5s.

18,40 "Resistían"; o se sublevaban.

18,41 "Reducir al silencio": Sal 54,7; 69,5; 73,27; etc.

18,42 Esta súplica no escuchada es exactamente lo contrario de la súplica escuchada del primer cuadro (3.4.7). "Al Señor": punto de vista del orante; lo normal sería que los enemigos invocasen a su dios; a no ser que se trate de enemigos internos.

18,43 Expresión enérgica, con un verbo raro: Ex 30,36; Job 14,19. El poeta se fija en la dispersión de la polvareda y en el barro pisoteado: Miq 7,10; Zac 9,3.

18,44 "Mi pueblo": el trono y la dinastía están amenazados por contiendas internas, guerra civil, rebeliones, usurpaciones. "Cabeza"; soberano de reinos tributarios. "Extraño": o extranjero: Is 55,5.

18,45 "Adulan": o lisonjean servilmente, por interés: Sal 66,3; 81,16; Dt 33,29.

18,46 "Desfallecían": o se marchitaban.

18,47-51 Los versos conclusivos presentan algunos datos claros con un desarrollo premioso. El v.47 es una doxología, que podría ser final si no fuera tan breve. Enfrentada con el v.32 puede ser la clausura del segundo cuadro. A manera de recapitulación, estos versos repiten palabras dispersas por el salmo.

18,47 "Viva": no juramento, sino aclamación: compárese con 2 Sm 16,16; 1 Re 1,25.

18,48 "Pueblos": por el contexto mejor que "ejércitos"; compárese con Sal 45,6.

18,49 "Hombre violento": en el horizonte de David puede ser Saúl; también podría tomarse como colectivo.

18,50 Es normal reunir un público para la acción de gracias; aquí desea el orante un auditorio internacional. Compárese con Sal 96,3.10; Is 55,3.

18,51 El nombre de David suena al final, como una firma indirecta. El final tiene notables contactos con Is 55,3, final de Is II. Ambos dependen de la promesa dinástica, 2 Sm 7.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Por la presencia "poética" de David, el salmo ha sido leído en clave mesiánica y puesto en boca de Jesucristo. Su lucha y su victoria son de un orden nuevo.

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