domingo, 23 de mayo de 2010

SALMO 20 (19)

2 Que te responda el Señor el día del asedio,
que te haga inaccesible
el nombre del Dios de Jacob.
3 Que te envíe refuerzos desde el santuario,
que te apoye desde Sión.
4 Que tenga en cuenta todas tus ofrendas
y declare pingüe tu sacrificio.
5 Que te conceda lo que deseas
y cumpla todos tus planes.
6 Y nosotros celebraremos su victoria,
alzaremos estandartes
en nombre de nuestro Dios.

- El Señor cumplirá todas tus peticiones.

7-Anora sé que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que le responde desde su santo cielo
con el valor de su diestra victoriosa.

8 Confían unos en los carros,
otros en la caballería;
nosotros invocamos al Señor nuestro Dios;
9 ellos se encorvaron y calleron;
nosotros nos mantenemos en pie.

10 ¡Señor, da la victoria al rey!
respóndenos cuanto te invocamos.



20. Oración por el rey antes de una batalla. Un grupo, que puede ser el pueblo o el ejército, entona una serie de peticiones a favor del rey. Una voz singular anuncia que se cumpliran las peticiones. De nuevo toma la palabra el grupo para afirmar su confianza en el Señor. Concluyen con una petición. Una inclusión mayor encierra el salmo en la "respuesta a Yhwh" (2.10). Una inclusión menor enmarca la primera parte con el "nombre de Dios" (2.6). Otra enmarca la segunda parte con la "victoria del Ungido / del rey" (7.10). En medio (6b) lo que suena como un oráculo pronunciado por un sacerdote o un profeta. Este salmo tiene notables relaciones verbales con el Sal 18.

El tema bélico explícito define el significado de algunos vocablos polisémicos como "inaccesible" (una ciudadela), "refuerzos", "planes" o estrategia (cfr. Prov 20,18), "victoria", "valor"; "ofrendas y sacrificios" pueden pertenecer al ritual bélico. Aunque la súplica es por el rey, el protagonista es el Señor, los hombres invocan, aclaman, alzan estandartes, se mantienen en pie. Una idea central, la guerra de Yhwh, configura el salmo.

En rigor no es lo mismo luchar "en nombre de Dios" que hacerlo con la protección de Dios. Lo primero significa que está en causa Dios: su honor, sus intereses, su encargo. Lo segundo es más modesto: son empresas nacionales en las que el monarca y el ejército cuentan con "su Dios". Compárese con el grito de guerra de Jue 7,18.20, "¡El Señor y Gedeón!", y la arenga de 2 Cr 32.

20,2 "Asedio" puede sugerir una guerra defensiva; pero el término puede significar peligro en general. "Inaccesible": compárese con Prov 18,10. "El Dios de Jacob": la mención del patriarca puede sugerir que la batalla implica a todas las tribus; lo cual induciría una referencia ideal a David rey de todo Israel: 2 Sm 5,1-5.

20,3 Supone el templo ya construido: en Sión se alza el santuario nacional: cfr. Sal 125,1.

20,5 "Lo que deseas": a la letra "según tu corazón", forma rara que recuerda "el corazón" de Dios respecto al rey: 1 Sm 13,14; 2 Sm 7,21.

20,6b Es privilegio del rey hacer peticiones: véase el comentario a Sal 2,8.

20,7 "Sé"; o reconozco, como respuesta al oráculo divino. Lo que Dios promete es un hecho. Es "la diestra" de Dios: Éx 15,6; Sal 98,2.

20,8 "Carros y caballos": véase la norma de Dt 17,16; referencias proféticas: Is 31,1; Miq 5,9; Zac 10,5.

20,10 El imperativo hebreo se emplea como grito de socorro; 2 Sm 14,4; 2 Re 6,26; Sal 108,7.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Al cambiar de clave, adquieren nuevo significado la batalla, los sacrificios, el designio y el auxilio, la victoria; se enriquece la invocación y es otra la señal del estandarte.

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