miércoles, 25 de agosto de 2010

SALMO 31 (30)

2 A ti me acojo, Señor:
no quede yo nunca defraudado;
por tu justicia ponme a salvo.
3 Préstame oído, ven aprisa a librarme,
sé mi roca de refugio, mi alcázar salvador;
4 que mi peña y alcázar eres tú:
por tu nombre dirígeme y guíame;
5 sácame de la red que me han escondido,
que tú eres mi amparo.

6 En tu mano encomendaba mi vida:
y me libraste, Señor, Dios fiel.
7 Odias a quienes veneran ídolos vanos,
yo en cambio confío en el Señor.
8 Festejaré, celebraré tu lealtad,
pues te fijaste en mi aflicción
velaste por mi vida en peligro.
9 No me entregaste en poder del enemigo,
colocaste mis pies en terreno espacioso.

10 Piedad, Señor, que estoy en aprieto:
se consumen de pena mis ojos,
mi garganta y mi vientre;
11 mi vida se gasta en la congoja,
mis años se van en gemidos,
por mi culpa decae mi vigor
y se consumen mis huesos.
12 Soy la burla de todos mis rivales,
mis vecinos me hacen gestos,
soy el espanto de mis conocidos:
me ven por la calle y escapan de mí.
13 Me han olvidado como a un muerto,
me he vuelto un cacharro inútl.
14 Oigo a muchos motejarme;
"pájaro de mal agüero",
mientras se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.

15 Pero yo confío en ti, Señor,
digo: Tú eres mi Dios.
16 En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen.
17 Muestra a tu siervo tu rostro radiante,
sálvame por tu lealtad.
18 Señor, que no fracase por haberte invocado;
que fracasen los malvados
y bajen mudos al Abismo;
19 queden mudos los labios mentirosos
que profieren insolencias contra el justo
con soberbia y desprecio.

20 Qué bondad tan grande
reservas a tus fieles
y despliegas, a la vista de toos,
con los que a ti se acogen.
21 En tu escondite personal los escondes
de las conjuras humanas,
los ocultas en tu tienda
de lenguas pendencieras.
22 Bendito el Señor que hizo por mí
prodigios de lealtad en la plaza fuerte;
23 y yo decía a la ligera:
"me has echado de tu presencia",
pero tú escuchaste mi súplica
cuando te pedí auxilio.
24 Amad al Señor, sus leales,
pero paga con creces
a quien obra con soberbia.
25 ¡Sed valientes y animosos
los que esperáis en el Señor!



Ls primera impresión de esta largo salmo es algo confusa. Como si el orante hubiera querido meter todo en su oración. Cuando sufre y espera, cuando sabe y ha experimentado al Señor, la actividad de los enemigos; habla de hechos individuales en términos bastante convencionales y se remonta a consideraciones genéricas, casi como máximas; recuerda y promete; se dirige al Señor y habla de él, se cita a sí e interpela a un grupo, quizá de colegas.

Una segunda lectura aclara la impresión. El contexto es la sociedad en que vive y el planteamiento tiene mucho de judicial. Apela a la justicia (2) frente a dos grupos o partes hostiles, inocentes y culpables, que exigen una sentencia de condena y absolución (18). Lo judicial atrae imágenes cinegéticas o militares y otros elementos por asociación. Quizá se imagine el poeta a David; perseguido, refugiado, desanimado, lejos de la presencia del Señor, pensando en una roca, un alcázar, una ciudad amurallada, un templo en medio de ella.

En estas circunstancias la confianza del orante es paradójica: se apoya en su experiencia personal precedente y en lo que sabe de oídas del Señor; lo muestran los verbos en pasado. Pero no falta el recuerdo de una crisis de fe personal (23). A lás máximas se remonta el orante generalizando su experiencia o haciéndose eco de una tradición.


31,2a. Se establece el tono de la súplica. "Me acojo": en vez de un espacio protegido militarmente o por la ley de asilo, está una persona como suprema garantía; una persona sentida como espacio acogedor y protector. "Defraudado"; es el fracaso de un cálculo o una esperanza. "Nunca": o por siempre; sería la vida malograda o la muerte. La "justicia" es sobre todo judicial.

31, 2b-5. Se adensa la súplica en siete imperativos de liberación y cuatro sustantivos que componen un espacio metafórico militar o cinegético. El orante se imagina como animal indefenso, acosado por cazadores que intentan matarlo; salta a una peña, busca una roca, cae en la red; alguien lo saca y conduce a lugar seguro (véase v.9). Cabe también la imagen militar recordando las aventuras de David huido por las montañas: 1 Sm 22,4s; 24,23. El paso de una imagen a otra es fluido, las imágenes pierden precisión. "Por tu nombre": puede ser también título o fama; el orante no alega méritos propios, sino peligros, y la fama o prestigio de Dios.

31,6-9. Los verbos del orante. El hifil de pqd es confiar un depósito a un guardián (Lv 5,21.23). Implica que el guardián es fiel (6b) y que uno se fía de él (7b). El orante deposita, no una propiedad preciosa, sino el "aliento" o vida o espíritu (cfr. Nm 27,16). En fuerte contraste están (a la letra) "quienes guardan soplos vanos" (Jn 2,9). Con los verbos del Señor podemos componer una secuencia: libró - se fijó - se ocupó no entregó - estableció. Verbos ricos de paralelos. P. ej. "fijarse en la aflicción": Ex 3,7; 4,31; Dt 26,7; "entregar en poder" 1 Sm 23,11 "establecer", con resonancia de nombrar: Sal 18,34; 30,8. El "espacio" se opone a la estructura (de 8b y 10a). Llamar a los ídolos "soplos" se encuentra en Dt 32,21 y es corriente en Jr.

31,7 "Odias": leo segunda persona como pide el sentido y recomiendan versiones antiguas.

31,8 Demasiado pronto en el salmo se anticipa la celebración; prepara una pausa.

31,10-14. Recomienza la súplica especificando sus desgracias en dos frentes: enfermedad y abandono, hostilidad del enemigo. Combinación frecuente en súplicas de enfermos: Sal 6.

31,10-11 Tres versos hebreos dedicados a dolencias físicas. El autor ha querido enumerar siete unidades sin caer en lo convencional. Léase la serie atendiendo al puesto central: ojos, garganta, vientre, vida, años, vigor, huesos. Vida abarca la totalidad, años conjua la temporalidad sentida. Los cuatro verbos son escogidos y expresivos: la vida es un "gastarse y consumirse". También interesan las causas de las dolencias físicas: son la pena y congoja, como causas internas, espirituales. Manteniendo el texto hebreo de 11, una causa es "mi culpa", tema corriente en estos salmos. Si bien el orante es inocente respecto a los enemigos, se reconoce culpable frente a Dios y puede apelar a su "bondad".

31, 12-14 Cinco versos dedicados a las relaciones con otros. Es un círculo de vecinos, conocidos o familiares, gente. Enumera insultos, comentarios, murmuraciones, desvío, abandono, olvido, hostilidad. El orante es objeto de burla, terror, olvido, agresión. La serie no es coherente o lógica. Si lo atacan, no lo han olvidado; si aman una conjuración, no lo consideran un "cacharro inútil". El texto puede escucharse como desahogo exagerado de sentimientos acumulados, de situaciones imaginarias. O lo ponemos a cuenta del autor, que describe con observaciones certeras.

31,12 La "burla" o injuria es un término frecuente en Jr. El "espanto", porque el enfermo se considera tocado, herido por Dios y capaz de contagiar su maldición: Job 19; Is 53,3.

31,14 El mote se lee en Jr 6,25; 20,3.4.10; a la letra "terror en torno".

31,15-19. La súplica se bifurca en el v.18. Tras la enumeración de desgracias sigue lógicamente la petición de auxilio. Y como las desgracias han sido infligidas en parte por otros, pide para sí protección, para los enemigos castigo. 15a es eco de 7b, 16a de 6a. El título "mi Dios" muestra que confianza y fe son equivalentes.

31,16 "Azares". La temporalidad, que se va gastando medida en años (11), ahora se mide en horas o instantes. Toda la vida, desmenuzada y cambiante, mantenida en su cambio y continuidad por Dios.

31,17 "Iluminar el rostro" es mostrarlo benévolo, como el sol un día sereno. La expresión es propia de la bendición (Nm 6,25) y de la súplica: Sal 67,2; 80,4.8.20. Si antes (2) invocaba la justicia, ahora invoca la "lealtad" o misericordia, su correlativa.

31,18 "Mudos": el Abismo es el reino del silencio.

31,20-21 En cuatro versos se remonta el orante a una reflexión general en tono admirativo. Domina el tema de guardar, esconder, ocultar, con el correlativo refugiarse y el sustantivo tienda o choza: datos que convergen hacia el templo. Sólo que personalizados: es el asilo "de tu rostro". La "gran bondad": en términos personales evoca la revelación de Ex 33,19; en términos objetivos son los bienes del templo: Sal 65,5. La bondad de Dios se limita a algunos beneficiarios; pues es claro que uno se refugia perseguido, amenzado por otros: "conjuras y pendencias".

31,22-23 Para el orante la "bondad" del Señor se concretó en una liberación pasada, cuando todavía no había aprendido a confiar plenamente en su Dios, cuando buscaba colmar la lejanía con gritos de socorro (cfr. Sal 22,2). Tal es la fuerza del recuerdo, salto atrás respecto al tiempo del salmo. Alternativa según versiones antiguas: "ha distinguido a un fiel para sí". La "plaza fuerte" es la ciudad del templo.

31,24 De la acción de gracias salta a la parénesis, apoyando la invitación en un enunciado genérico sobre la actividad retributiva de Dios. El salmo concluye con el amor y la esperanza. "Amad al Señor": en esta forma sólo se lee aquí; en formas semejantes, Sal 18,2; 116,1 y el clásico Dt 6,5. "Animosos y valientes" es endíadis conocida de ordinario referida a una empresa: Dt 31,7.23; Jos 1,6.7.9.18. La esperanza es dinámica: influye en el talante y la acción.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El salmo se ha hecho famoso porque el v.6 lo pone Lucas en boca de Cristo agonizante (23,46) y luego en boca de Esteban mártir (Hch 7,59). Dios recibe en depósito una vida, que no se perderá. En la misma línea se puede leer el v.16, y de ahí se extiende a la lectura cristológica y eclesiológica; sólo que corrigiendo el v.18, pues ni Jesús ni esteban piden la muerte de sus enemigos.

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